Cachorro López regresó al estudio para reversionar los clásicos de una de las bandas más influyentes del rock argentino incluyendo a diversos artistas de la escena actual.
A veces es suficiente con escuchar el inicio de una canción para reactivar el recuerdo de su significado. Un momento compartido, una tarde de diversión o la imaginación que provocó la poesía que una letra puede contener. Esa reacción solo sería posible si aquello que escuchamos tiene vigencia, es decir, si mantiene la capacidad para seguir produciendo emociones con el pasar de los años. Esa definición es sin duda la que aplica a la música de Los Abuelos de la Nada, y en particular, al efecto que Éxtasis total producirá en quienes lo escuchen.
En un recorrido de 40 minutos y con 13 canciones seleccionadas del repertorio de la banda, el nuevo álbum producido por Cachorro Lopez contó con la colaboración de aproximadamente 12 artistas invitados, sumado a la participación del gran músico y guitarrista Gustavo Bazterrica, del legendario Andrés Calamaro y el enorme Daniel Melingo, también exintegrantes de los Abuelos. Con una propuesta de renovación, cada canción representa una exploración del sonido original con la influencia y estilo de los artistas invitados, para que lo clásico y actual fusionen sus elementos en cada reversión.
Éxtasis total comienza cargado de emoción. Con “No te enamores nunca de aquel marinero bengalí” los cuatro compañeros se suman una vez más para dar inicio a este recorrido, que posteriormente seguirá con movimiento, ternura y alegría en “Sin gamulán” junto a Zoe Gotusso, y en “Sintonía americana” junto a Emmanuel Horvilleur. Seguidamente, una combinación interesante surge al escuchar las voces de Julieta Venegas y Trueno en “Tristeza de la ciudad”, para luego girar hacia un estilo pop más acentuado en “Así es el calor” con la participación de El Zar.
De repente, una cadencia lenta y conocida vuelve a escucharse: “Sobre la palma de mi lengua…”. Así, difícilmente sea posible contener algunas lágrimas cuando “Himno de mi corazón”, aquella poesía que Miguel Abuelo escribió tiempo atrás, vuelve a reinterpretarse bajo la voz de Andrés Calamaro y sus compañeros de aventura. Tras ese gran momento, el álbum continúa con dos importantes colaboraciones. En “Hombre Lobo” los Miranda! comparten toda su sonoridad y elegencia pop, mientras que Los Auténticos Decadentes ponen de fiesta la reversión de “No se desesperen”.
Si el final debía empezar a verse, no hay duda que también debía darse con toda la celebración que corresponde. Comenzando con “Chamalán”, que contó con la participación de Monsieur Periné; y, seguidamente, un clásico que marcó una época como lo fue “Mil horas”, que conto con la colaboración de Lali Espósito, Éxtasis total seguía dando motivos para disfrutar de Los Abuelos de la Nada. Así, “Costumbres Argentinas” junto a los Bandalos Chinos; “Cosas mías” con la increíble voz y reversión de Vicentico; y, finalmente, “Lunes por la madrugada” acompañanda por Conociendo Rusia construyeron la parte final de este recorrido que lejos de incurrir en la nostalgia, logró revitalizar canciones con potencia, poesía, diversión y mucha capacidad de producir emociones.
La vigencia permanece no solo en el recuerdo sino también en la capacidad que en este caso la música de Los Abuelos de la Nada tiene para adapartarse a la evolución de las nuevas tendencias, y particularmente a cómo se muestra flexible a las distintas interpretaciones que surgen luego de su primera aparación. El repertorio de los Abuelos representa en sí un legado que la historia de nuestro rock le reconoce, pero que con este trabajo también puede ofrece la oportunidad de que nuevas generaciones, aquellas que quizás escucharon a través de sus madres y padres ese mismo repertorio, puedan encontrarse con la novedad de estás reversiones que mantienen lo clásico y revitalizan un sonido; y que, principalmente, conservan el espíritu alegre, ecléctico y poético de tuvo la obra años atrás. Así, Éxtasis total invita a ese disfrute, a esas canciones que el tiempo solo mejora, y a las que siempre volvemos a escuchar.