El grupo presentó frente a más de ocho mil personas su último disco y llevó todo su repertorio a uno de los lugares más míticos de la escena porteña.
El viernes por la noche el único dueño de los reflectores fue El Kuelgue, que llevó toda su fiesta y magia al estadio Luna Park, realizando así su show más grande hasta el momento. Ahí, aprovecharon la ocasión para presentar su último disco, Hola precioso y repasar sus casi veinte años de carrera frente a las más de ocho mil personas que se hicieron presentes en el recinto.
Por las dudas, si con la ansiedad de la gente no alcanzaba, los de Villa Crespo arrancaron el show fuerte y al medio con “Sinoca”, logrando que el público ya empezara con los pogos, algo que sería recurrente durante toda la velada. Después pasaron a “Chiste”, donde se hicieron presente todos los vientos, formando la banda completa y llegando a ser hasta once músicos arriba del escenario. De ahí pasaron por la “La fama”, en la cual Moma Iturri demostró todo el poder que tiene su voz, y remarcando por qué es la corista que hace tantos años acompaña al Kuelgue.
Luego mecharon entre “Ayer real”, “Peluquita” y “Jimena”, marcando como sería el ritmo del show, mezclando su último álbum con sus más grandes éxitos. En ese transcurso, Julián Kartun se emocionó por estar tocando por primera vez en el Luna y contó que esta no era una fecha cualquiera. “Pensé que iba a ser normal, pero esto es una locura. Dije que no iba a llorar y acá estoy… Hace veinte años este grupo de personas se empezaba a conocer y a hacer música. El año que viene El Kuelgue cumple veinte años”. Santi Martínez se sumó al cantante y recordó sus primeras fechas, cuando tan solo tocaban para cientocincuenta personas, en un claro mensaje de agradecimiento a la gente que los acompaño por tantos años y marcando todo el trabajo que vienen haciendo hace tanto tiempo.
Para cortar con el sentimentalismo y continuar con la fiesta, qué mejor que tocar “Hola precioso” y que entre el mismísimo Jose María Muscari a bailar con ellos. El director encendió al público y armó uno de los pogos más grandes del show, mientras él tiraba unos pasos de baile casi hipnóticos. Párrafo aparte para los vientos de la banda, que liderados por Pablo Vidal desde el saxofón, demostraron una vez más porque son de los mejores de Argentina.
La parte melancólica del recital se la llevó un mano a mano entre piano y voz donde la dupla tocó “Roma”, teniendo a Julián contando la historia de su gata y como nació esa canción, rematando con “Miró” y haciendo un mashup con “El paraíso de los perros”, para volver a darle paso al resto del grupo. Pasaron por “Planeta numir”, “Ir derecho” y “Bossa & people”, para cerrar con una versión aplanadora de “Natación”. Ya para esa altura del show, el Luna Park era una caldera y la gente estaba entregada a la fiesta que había planteado la banda para esa noche.
Uno de los grandes momentos fue cuando Julián quedó mano a mano con Benja López Barrios, encargado de la guitarra, para tocar “Parque acuático” con todo el público cantando a la par de él, casi como si fuera una misa. Pero de la paz al éxtasis total hubo un solo paso, y cuando comenzó “Circunvalación”, se podía observar cómo lentamente se abría una ronda en el medio del Luna Park, para dar inicio al pogo más furioso y enorme de la velada.
Ya desde ese punto fue todo para arriba, con El Kuelgue tocando todos sus himnos y sin bajar en ningún momento la intensidad, cantando “La curva”, “Por ahora” –un momento magistral de Martínez en los teclados- “Cariño reptil” y “En avenidas”, con un solo mágico de saxo por parte de Vidal. Antes de cerrar lo que fue una noche soñada, el grupo tocó un pase instrumental, en el que hicieron un guiño a “Ala delta” de Divididos, para finalizar con todo con “Cristo es Marquitos Di Palma”.
El recital se trató de todo. De una carrera de casi veinte años llegando a uno de sus puntos más altos, y encima con amigos. El Kuelgue es uno de los mejores ejemplos de perseverancia, de generar un público fiel que los acompaño desde el lugar más chiquito hasta un lugar con tanta mística como el Luna Park. Además de siempre hacer lo que ellos querían, con un estilo propio y un norte bien claro, la música, los amigos y el amor por sobre todas las cosas.
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