La banda mendocina montó un espectáculo en el barrio del Abasto para la presentación de su último disco, El camino de la libertad.
Aquel sábado en Ciudad Konex comenzó con una repentina lluvia que salpicó a quienes estábamos en la puerta, esperando entrar. Tal vez se trataba de un anticipo de chaparrón (canción del disco Guandanara) o una última prueba de resistencia para quienes fuimos pacientes y esperamos por volver a ver a la querida banda de Mendoza.
A medida que los minutos avanzaban el evento se iba pareciendo cada vez más a esos shows que la pandemia secuestró por tanto tiempo. La expectativa en el aire, el ritmo de la noche, un público ansioso y, por supuesto, la fiesta que nos propone una banda en vivo.
Las luces del escenario techado del Konex comenzaron a titilar hasta fundirse en un enceguecedor panorama luminoso. Gauchito Club aprovechó la conmoción ocular para subirse al escenario y comenzar una fiesta que duraría aproximadamente dos horas. El tiempo suficiente como para atravesar distintos climas e intensidades en un mismo recital.
Temas como “El camino de la libertad” y “Chaparrón” abrieron el telón de una noche con mucha onda. El público sabía de antemano que sería copartícipe de la propuesta del quinteto, completando la escenografía nocturna, con vasos agitándose en el aire, movimientos relajados y en sintonía con el sonido y manos levantándose sobre las cabezas de la gente mientras seguían el ritmo.
Luego de varias canciones, el conjunto se presentó cómicamente ante una audiencia que ya los conocían como a un viejo compañero de parrandas. “Nosotros somos Gauchito Club”, fueron las pocas y necesarias palabras que hicieron falta para que la gente estallara en gritos y aplausos.
A medida que avanzaba el setlist, el pop romántico comenzó a erguirse como otro protagonista de la velada. El grupo cuyano hizo notar su versatilidad y su falta de atadura con cualquier género musical al tocar “La chica de la playa” con todos sus detalles provenientes del flamenco.
Una espera que no hubo que aguardar fue la subida al escenario de los músicos invitados de este show. Al igual que en su versión de estudio, “Bar en la playa” estuvo coprotagonizada por el cantante de Franco Saglietti, cantante de Francisca y Las Exploradoras. Una colaboración ya anunciada en redes sociales y, tal vez, la que generaba mayor expectativa, fue la de SoyRada (Agustín Aristarán). Obviamente, fue convocado para poder interpretar el éxito que habían publicado junto a Gauchito Club, “Uva Uva“. El mago Radagast no sólo tuvo la oportunidad de hacer lucir su habilidad al rapear, también se dio el lujo de hacer subir al escenario a dos integrantes de su banda, The Colibriquis, para hacer una potente versión de “Give me the power” de Molotov.
El último invitado apareció al final de un set acústico que dividió el show en dos mitades. Si piensan que el público se quedaría atrás en un modo pasivo, se equivocan. A pedido de los músicos, todo Ciudad Konex se sentó en el suelo del predio y encendieron las luces de sus celulares, generando un ambiente de ranchada. Antes de interpretar “La pibita”, subió El Príncipe Idiota para sumarse a los versos del hit de la banda mendocina, ponerle un cierre al segmento chill del recital y retomar el agite de la noche al cantar “¿Qué mirá’? ¿Qué mirá’? ¿Qué mirá’, wachín?
El resto del show estuvo encargado de llevar el clima de la velada a la euforia cumbiera que caracteriza al grupo, con canciones como “El baile universal” y “Movimiento astral”.
En esta misma sintonía, hubo una segunda intención de cover que se hizo presente por medio de una ejecución de vientos que imitaban el riff de “Another one bite the dust” de Queen. No faltó la oportunidad de mezclarla con un gran éxito local, como lo es “A mover el culo”.
“Only you” fue el tema que cerró la noche, haciendo que la cumbia fusión de Gauchito Club se evaporara en el aire, dejando una satisfacción en todxs aquellxs que bailaron, cantaron y participaron de aquella noche en el Konex.
Abandonando el barrio del Abasto, pensaba y agradecía la desaparición de los estigmas y prejuicios que han discriminado a ciertos géneros musicales por tanto tiempo. Tal vez, hace veinte años no hubiéramos podido disfrutar de un show tan pluricultural. Queda el reconforte de que, al menos, en un aspecto hemos evolucionado culturalmente como sociedad. Al menos, nos dejan disfrutar de la cumbia progresiva de Gauchito Club.