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Cítrico: “‘Sentimental’ me sirvió para encontrar el lugar que yo imagino y la personalidad de mis temas hoy en día”

Marco Otranto, mejor conocido como Cítrico, cuenta cómo fue la grabación de su nuevo disco, qué cambió respecto a sus anteriores trabajos y por qué se asume como una persona sentimental.


Depende de la definición que uno escoja, “sentimental” puede designar aquello que “alberga o suscita sentimientos tiernos o amorosos”; o con una connotación quizás más despectiva, a alguien o algo “exagerado en la expresión de sus sentimientos”. El más reciente álbum de Cítrico, el proyecto del músico y productor porteño Marco Otranto, elige esa palabra como título para colocarse entre medio de sus sentidos a la vez que reapropiarse de ellos. Es un disco vulnerable y abierto a la emoción, pero que no se preocupa por el “qué dirán” o el lugar común de ver la expresión de sentimientos como algo cursi. Simplemente, Marco siente cosas –amor y desamor; expectativas y ansiedades– y las plasma como mejor sabe: a través de música.

“Cuando llegué al concepto de lo sentimental, vi que calzaba bien con la música y conmigo”, asegura el joven artista en conversación con Indie Club. Otranto, quien gestó parte del nuevo álbum en pandemia, llega a su tercer disco en estudio tras una gira que lo llevó a tocar en países como Colombia y Estados Unidos. En las diez canciones que conforman la obra, el artista navega su océano emocional al sonido del neo-soul, el bedroom pop y la tradición cantautora, tomando influencias que van de Tom Misch a Frank Ocean y Sen Senra.

Pero la apertura de Cítrico a su faceta más sentimental no solo va por dentro. Para su más reciente larga duración, Marco sumó colaboradores e invitados especiales de lujo, incluyendo a Goyo Degano (Bandalos Chinos), Carlota Urdiales y Cirilo Fernández. “Abrí el juego y eso siento que nutrió mucho más la música”, cuenta el músico, a la vez que explica las claves detrás de las letras, el impacto de la faceta de productor en su música, y en qué está trabajando en el momento.


– El disco viene luego de unos años bastante complejos para todos… ¿Cómo fue la grabación?

Lo empecé en pandemia, justo antes de que arranque. Estaba con ganas de hacer un nuevo álbum, algo que venía aplazando. Me metí de fondo en el proceso y empezaron a aparecer los primeros temas, como por ejemplo “Nosotros dos”, tema en que canta Goyo de Bandalos Chinos. “Café” es otro de los que nacieron en la pandemia. Esas dos canciones son las que quedaron más unidas a lo que pasó, y son una suerte de nexo entre el disco anterior y este. Después vino lo más nuevo. El año pasado salieron el resto de los temas y se terminó de grabar todo.

– ¿Sentís que hay un quiebre con tus anteriores trabajos?

Un poco sí. Este disco me sirvió para encontrar el lugar que yo me imagino y la personalidad de mis temas hoy en día. Me sirvió el tiempo de la pandemia para tomármelo como una búsqueda realmente profunda. Siento que las influencias se fueron expandiendo, pero lo que hace una diferencia entre este disco y el anterior es que para este yo ya tenía un camino como productor más importante. Siento que pude plasmar mejor lo que tenía en la cabeza. Ahora incluso ya estoy maqueteando algunas cosas nuevas y el camino que está planteado me encanta.

– ¿Tenías una idea de por dónde querías que vaya el sonido, o era una hoja en blanco?

Fue un poco ver qué iba surgiendo. Mis canciones son las que me salen. No hay nada buscado; es lo que nace. Desde la producción sí quise plasmar lo que me gusta y que haya algo en el álbum de las influencias que a mí me pegan y lo que disfruto escuchar. Quería que esté reflejado ahí, porque es lo que me atrae desde el sonido. Fui encontrando los “condimentos” de Cítrico y que a su vez tengan su propia personalidad. Las letras están más pulidas que en los otros discos y el álbum en general tiene mucho más laburo a nivel tiempo.

– Es tu tercer disco. ¿Qué notás que cambió en tu forma de hacer música?

Los dos primeros los laburé bastante solo. El primer disco está hecho básicamente por mí, excepto los bajos. En el segundo ya hubo un par de músicos más tocando instrumentos… Y en este sí ya hubo muchos más. Fue un camino paulatino en el que mis canciones pasaron de ser temas en los que yo hacía todo, o casi todo, a que ahora hay muchos colaboradores. Abrí el juego y eso siento que nutrió mucho más la música.

– Algunas de esas colaboraciones incluyen vocalistas invitados: Goyo Degano (Bandalos Chinos), Carlota Urdiales y Cirilo Fernández. ¿Estaban las partes para cada uno de ellos definidas, o es algo que surge con cada tema?

Depende. Hay canciones que me piden que haya alguien, y otras que no. Puede que en un tema esté solamente yo por el contenido; capaz es algo mucho más personal. Y hay otros en los que me doy cuenta que estaría buenísimo que hubiera otra voz, otro color. Pero todo se va dando a su ritmo. Por ejemplo, con Goyo me venía juntando bastante. Pero no necesariamente por algo ligado a la música sino a comer, a boludear y hablar. De repente le mostré el tema “Nosotros dos” y yo pensaba que era una canción que a él le podía quedar muy bien. Uno lo va sintiendo. Si suena forzado, no está bueno. Tiene que salir orgánico.

– ¿Qué influencias por fuera de lo musical entraron en juego para este disco?

“Café”, al haber sido hecho en pandemia, tiene una letra que habla de eso; está bastante tocado por el contexto. La hice en un momento en el cual no se podía hacer casi nada, pero sí de pronto verte a la tarde con alguien y tomar un café. Era la única salida posible y el tema se movió por ese lado. Pero yo me voy influenciando por todo lo que me ocurre. De repente me pasa de ver una peli y que me nazca una idea, o ir en el auto y ver algo que me dispare un concepto. Trato de ir sacando pistas de todos lados. Eso enriquece la música y la letra desde muchos ángulos, sino todo se vuelve repetitivo.

– ¿Cómo trabajaste las letras?

Las voy haciendo bastante a la par de las demás partes de la canción. A veces nacen de alguna idea o frase que está dando vueltas… Va dependiendo; puede que surjan a la par de la música y melodía, pero otras veces no, y ahí tenés que ver qué es lo que pasa. También hay letras que trabajé con artistas amigos. Así llegás a lugares distintos a lo que llegaría uno solo. Un par de temas del disco los escribí con Emma Horvilleur, a quien también estoy produciendo en su disco, así que laburamos bastante juntos. Se van fusionando ideas y eso te permite destrabar conceptos que querías plasmar, pero que no sabías cómo poner en palabras.

– El disco tiene un título directo: Sentimental. ¿Cómo surgió la idea de llamarlo así, y qué significa para vos ser sentimental?

El título surgió para el final. El último tema que hice fue justamente “Sentimental”. Llegué a esa palabra, a ese concepto, y dije “Che, esto engloba el disco en general”. A mí me nace un poco el ser sentimental. Es como una especie de sensibilidad que tiene que ver con el amor, con los sentimientos, con lo que te pasa. Y creo que el trabajo tiene mucho de eso. Los temas a veces son de amor y también de desamor; en otros casos hablan de qué pasa conmigo. Creo que esa introspección y esa lectura que uno puede tener de uno mismo y de las situaciones que vive es lo que significa ser “sentimental”.

– A pesar de que debería ser un debate acabado, siempre surge la cuestión sobre si el hombre puede ser “sentimental”, o si mostrarse vulnerable es una “debilidad”. Tu disco en cambio asume el conectarse con los sentimientos.

Cuando llegué al concepto, vi que calzaba bien con la música y conmigo. También los proyectos con los que más conecto son los que salen de ese lado y que tienen esa sensibilidad como “especial”. Esa barrera de que “el hombre no tiene que ser sentimental” o lo que sea… Ser sentimental quizás puede ser una debilidad, pero a la vez es algo positivo. La gente sensible no lo es solo en el sentido de “qué frágil que sos”, sino que también es sensible para con la música, con un libro o lo que sea. Es estar abierto a ciertas emociones.

– Son canciones muy íntimas. ¿Ves un desafío el pasarlas al formato vivo?

Justamente ahora estamos sacando una live session de varios temas de este disco. La quise hacer porque con la banda que armé, y con todos los shows del año pasado, llegamos a un lugar que a mí me hace sentir muy cómodo. Entonces quería plasmarlo y dejarlo grabado; como asentado en un lugar. También así la gente que no nos ha visto en vivo puede acercarse. Pero todo surge súper orgánico, por suerte. Hay momentos minimalistas, otros un poco más abarrotados de cosas… En un punto la cosa se pone más íntima, como en “Congelado”, que es un tema de prácticamente solo guitarra y voz, y en vivo da su propio color.

– Mencionaste que ahora estás haciendo maquetas de algunas cosas nuevas. ¿En qué estás trabajando?

En este momento, estoy abierto a ideas que van saliendo y las voy grabando, como en notas de voz. Está bueno ir recopilando todo eso para cuando sea el momento de grabar de vuelta, así tengo ese material que va surgiendo en el día a día. Pero obvio que ahora estoy súper enfocado en el nuevo disco todavía. Esos temas tienen que moverse por sí mismos un montón, aunque siempre esté con un instrumento cerca para poder plasmar una idea que de pronto me imagino.

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