Buenos Vampiros voló alto y llenó de oscuridad Vorterix
La banda repasó su camino, abrazó a su público en una catarsis colectiva y mostró el sonido de lo que se viene.
El año ya se va cerrando y una de esas fechas imperdibles es el primer Vorterix de Buenos Vampiros. Y dentro de esa escena, se convirtieron en referentes de la nueva ola del rock alternativo post pandemia que maravilló con esas composiciones oscuras pero dulces a la vez.
En las inmediaciones del teatro que queda en Colegiales, el público con prendas de color negro ya se encontraba en las afueras, reuniéndose con quienes iban a entrar, tomando o fumando algo. La atmósfera previa ya anticipaba una noche que iba a ser intensa.
En el último tiempo, bajo sus canciones y parámetros, Buenos Vampiros acentuó su sonido e impronta a través de sus trabajos, pero además no dejaron de crecer. Además de ser un cierre para su último disco Entre sombras, que los llevó a presentarse en varios lugares este tiempo, también es un festejo por todo el camino hecho y una bienvenida a lo nuevo.
Para compartir la jornada con los Buenos Vampiros estuvo Pulsión de Muerte, grupo de post punk de la localidad de Tigre. Se fundaron en 2013 y tras un demo se separaron en 2014 en búsqueda de otros proyectos. En 2024 volvieron con su EP homónimo que consolidó esa vuelta. Banda cruda y de riffs pesados acompañados con letras lúgubres. Ahora están trabajando en su nuevo material de larga duración y ese día era su primera fecha.
Arrancaron con temas de Pulsión de Muerte como “La corrección” y otro sin versión de estudio como “Eterno retorno”. Mientras el público aún seguía llenando la sala interpretaron una versión de “En el hospicio” de Pastoral y luego seguir con “La pus que hace latir su herida” y “La muerte pequeña”.
Luego de un interludio de un escrito leído con las desgracias del mundo que vivimos y habitamos, siguieron con “Tren de Pekín” y “Todos los días”. Mientras avanzaban su sonido se volvía cada vez más áspero en el medio de ritmos acelerados.
Cerraron su lugar con “Tengo un pasajero”, gran tema del conjunto español Parálisis Permanente. Pulsión de Muerte tiene canciones sobre la angustia y el miedo por lo propio y lo ajeno. Bien acompañados por ritmos rápidos y ritmos densos. La oscuridad de Pulsión de Muerte funcionó como una antesala perfecta para el ritual que venía.
“Me hiciste sonreír, me hiciste sonreir / Con cada palabra”
La noche se aproximaba para el momento de la salida de Buenos Vampiros en Vorterix. Ya se encontraba un número muy considerable de gente que garantiza que esto iba a ser una fiesta catártica para todo aquel presente.
Mientras se abría el telón, la gente se acercaba más al escenario y se escuchaban los primero gritos de agite. La banda salió para hacer una introducción: ellos están como el imaginario piensa en Buenos Vampiros, impolutos y con gran presencia.
Inmediatamente, entre luces comenzaron con “Paranormal”, tema que da nombre a su primer disco, como si fuera una entrada al universo de ellos el cual vamos a ser espectadores activos. El hastío de la vida se vuelve baile y salto en temas como este.
Siguieron con “Caminamos”, un tema con alma de hit donde cada verso se siente como un golpe directo al corazón de quien la escucha. El último disco de los vampis, Entre sombras, es el disco de ellos más pesado y oscuro hasta la fecha. Con la bajada de la movida madrileña y el goth supieron cómo traer esos sonidos a este país y a su forma. También es una curiosidad cómo y de qué manera enganchan todo su repertorio.
Las canciones de su primer disco vuelven en forma de “14 de febrero”, donde por momentos se escucho mas al publico en medio de saltos. En una canción tan tierna y tranquila por momentos, que apela más a la locura de lo emocional hacia dentro, se arman rondas. Luego de este tema se escuchó desde la audiencia un tema que ya es constante en las presentaciones de la banda y que esa noche también dijo presente como marca: “Soy un Buen Vampiro / fumo porro y tomo vino”.
“Mirame a los ojos / Nada puede salir mal”
Para seguir con el repertorio y cerrando casi la etapa de Entre sombras, siguieron con “Puedo ver el mar en tus ojos”, “Desorbitado” donde el agite se cambia por una hipnotización, “Una vez más” y la primera aparición de Destruya! en la noche con “El perro”.
Las interpretaciones por momentos dejan con los pelos de punta, como en “Canción para Rufina”: todos quietos observando y moviendo sus cabezas entre las guitarras y la parte rítmica se va volviendo más pesada y pesada mientras siguen. Los cambios de voz entre Irina Tuma e Ignacio Perrotta podría condicionar este efecto demoledor, pero no lo hacen, como en “Momentos”, donde la nostalgia se hace cuerpo en cada uno de los presente o “Tengo frío” donde esta se vuelve en soledad.
Luego de que lancen una camiseta al escenario de Aldosivi, equipo de Mar del Plata, tocaron uno de esos temas que te hace pensar en la ciudad costera: “En la arena”. Irina Tuma tomó la posta del micrófono por un momento para agradecer a todas las personas que hicieron posible lo que consiguieron y, como si fuera una excusa aparte para la fecha, anunció que iban a tocar algunos adelantos de su próximo disco.
El primero fue “Mundo raro” (nombre atado a cambio hasta que salga el disco, lo mismo con los demás), en donde le colgaron una bandera de Palestina en el pie del micrófono de Nacho. Cuenta con guitarras muy filosas y ritmos más rápidos que su anterior trabajo. Siguieron con la frenética pero desgarradora “Me paralice” y “La calma del cementerio”.
Cuando Luana Giobellina marcó el inicio de “32”, la gente coreaba las líneas de bajo, volviéndose muy representativo y creando una fiesta en el público: “Cruza la carretera y verás al buen vampiro y te llevará”. Luego tocaron un nuevo adelanto de su próximo disco, “Sangre”, uno con muchas más texturas que el anterior.
Siguieron con “Dejenme solo”, un tema tan emocionante, que da un espacio para sacar todo lo reprimido. Sin dar respiro a ese clima pasan a “No nos podemos ver”. Para este punto era un no-parar, canción tras canción. Momentos para emocionarse o pegarse en el pogo, pero todo en términos de mancomunación. Siguieron con más temas nuevos, esta vez en voz de Nacho.
“Corazón noble” nos da ese lugar más social del cuarteto. Esa sensibilidad social también apareció de manera explícita unos segundos después de que terminara con la bandera de Palestina en la pantalla, un acto en repudio del genocidio del pueblo palestino en Gaza. Buenos Vampiros es una banda política y que muchas veces se ha posicionado en diferentes aspectos. Bueno, en general todo es política, como la inacción o el quedarse callado.
Luego de “Faroles”, otro tema nuevo, anunciaron que faltaban los últimos cuatro temas. “Todo el mal” sonó primero, la liberación de emociones se llevó al máximo, mientras la gente coreaba se podían ver caras emocionadas.
“Hacia donde miro hay gente / Y no quiero vеr nunca nadie más”
Mora Murguet sale de la batería por un instante para agradecer por estar en el lugar, por acompañar aunque las cosas en el país no está tan bien y que cuesta llegar a fin de mes, acto seguido se comienza a entonar y saltar al ritmo de: ”El que no salta, votó a Milei”.
Hay mucha naturalidad en el que escucha Buenos Vampiros. Como una sinergia especial entre la banda y la gente, que va más allá de las canciones o los ritmos o el saltar. Se sienten, se viven y se disfrutan.
Cerraron la noche con un gran popurrí lleno de potencia. El ya himno “Desmotivada”, “Verano”, que dejó pulsaciones el lugar, y “No tengo idea” para que todo esto termine como una fiesta catártica de emociones. La banda se retiró, pero el eco de la celebración quedó vibrando en el aire. Luego de saludar y sentir que algo sucedió, Mora saltó hacia el público para caer en sus brazos.
A los Buenos Vampiros ya se les caen solas las buenas canciones. Ya armaron un arsenal bien fuerte mezclando sus tres discos ahora sumando nuevas cosas. Esto además de ser un cierre para Entre sombras y presentar o probar cosas nuevas, también fue una celebración. Una por el camino transitado, por los amigos o conocidos conseguidos, por llegar, por estar ahí con sus canciones. Un festejo de que su música gana terreno todos los días y que hay público que la escucha, la sigue, y más importante, la hace propia.
