Los Buenos Vampiros nos mostraron su naturalidad al componer, pero también lo que generan para ellos los amigos, la cultura, la autogestión y las influencias.
Buenos Vampiros viene teniendo una curaduría delicada e intensa sobre sus propios trabajos. Su tercer disco, Entre sombras, tiene mezclas de madurez, autonomía y sensibilidad.
Con un puñado de singles, un séquito fiel y tribunero, un equipo que acompaña la libertad artística y ya siendo una banda referente de under nacional, lanzaron su tercer LP con una caracterista peculiar: la naturalidad como eje de la creatividad.
Ignacio Perrotta y Mora Murguet hablaron con Indie Club y nos contaron los procesos que tuvo Entre sombras, los tiempo que tomaron y la introspección que les generó el desarrollo del disco, así como tambien el resultado del mismo.
– El disco es atractivo a la primera escucha, más si sos del palo. Entre sombras empieza y enseguida te prendes, ¿qué elementos creen que tienen el disco que lo hace tan atractivo?
Nacho: Creo que la simpleza a la hora de componer, no meter mucha fruta. Es bastante directo, las melodías también son simples. No tuvo mucha vuelta.
Mora: Fuimos haciendo lo que iba saliendo, no sé si pensamos tanto que los temas sean pegajosos o que sean fáciles de escuchar, se fue dando así.
Nacho: También armónicamente siempre tratando de dejar espacios y no llenar por demás, con Iru, que ambos tocamos la guitarra, tratamos de no pisarnos y dejar espacios. Tratar de ir juntos. Yo creo que eso es desde el primer disco, como la simpleza y el “menos es más”, en vez de hacer quinientas vueltas, hacemos menos vueltas y eso también lo hace más llevadero, hasta por ahí lo volvés a escuchar. En cambio, si una canción dura siete minutos y tiene ocho mil cambios, la escuchas una vez y no la vas a escuchar más.
Mora: Y que se nos haga fácil de escuchar a nosotros también. En realidad no sé si buscábamos generar en los demás, más que nosotros. Por ahí tocábamos un tema y se hacía muy pesado. Entonces le sacamos un par de vueltas, le sacamos tal arreglo o le sacamos tal parte. Fuimos haciendo los temas más tocables y más escuchables, fue algo inconsciente igual.
– ¿Son de escuchar sus discos? Un día cualquiera, ¿ponen Buenos Vampiros?
N: Sí, yo el otro día escuché toda la discografía porque me quedé sin Spotify (risas). Y bueno, pongo los Buenos Vampiros para escucharlos y me saltaba a cualquier popurrí, del primero y el segundo disco, y es como “Fua, es una banda”, ya tres discos son muchas canciones.
– Escucho varias puntas del disco que me llaman la atención, la principal es la participación de Ana Curra. ¿Qué agrega ella al disco? ¿Algo para que los Vampiros tomen a futuro?
N: Sí, ella agregó sintetizadores, teclados y agregó una voz en “Desorbitados”. La influencia está de raíz, es permanente, ya desde Destruya! viene. Paranormal no tanto, pero para Destruya! se nota más una influencia española ochentosa. Invitarla a colaborar fue como un sueño para nosotros.
M: Sí, creo que más allá de lo musical lo que agregó fue la experiencia para nosotros de que ella participe en el disco.
– ¿Qué influencias tiene el disco? ¿Qué encontramos?
M: La verdad que hay una mezcla muy grande. Somos los cuatro de escuchar música muy variada. No como grupo, individualmente escuchamos muchos géneros. Nacho escucha mucho tango, yo escucho mucho más rock o punk, mucho pop también. Hay tantas influencias que sería difícil encasillar o encontrar algo puntual, son varias pequeñas influencias y también es vernos a nosotros mismos en cuanto al crecimiento musical.
N: Claro, de pronto veo que todas las canciones nacieron en criolla, entonces ya tienen alma de canción. Después las llevamos a la sala y es como: bueno, Mora toca como Mora, Luana tira un bajo tipo Luana…entonces se va armando el sonido Vampi, que ya estamos formando hace seis años. Hay influencias, sí, pero creo que ya nos apropiamos de un sonido.
– Ya hay un sello Vampiro entonces.
N: Sí, ni hablar.
M: Claro, fuimos encontrándolo los cuatro, no solo el estilo y la forma de tocar de cada uno, sino también un sonido particular de la banda como la mezcla de todos. Porque, ponele, yo ya sabía tocar la bata, Lua ya sabía tocar el bajo, los pibes ya sabían tocar la guitarra…pero de repente logramos ensamblar todo para que todo suene como nosotros pensamos que debería sonar.
– Les cambio un poco de tema. Hay mucha interacción con el público y ya hay canciones tipo de cancha hacia los Vampiros. ¿Qué les genera esta interacción, que sea tan recíproco y sean canciones del público?
M: Bueno, quiero dejar asentado que mi novio creó la de “Soy un buen vampiro / fumo porro, tomo vino”. Y nada, está buenísimo, es el sueño del pibe.
N: Yo soy muy ansioso y tímido también. Empiezo a cantar y miro al público y escucho la gente cantando y me digo “¿Qué voy a estar tímido? Si acá estamos en un ambiente re piola y te respetan un montón”. También es como que te demuestran cariño de ese modo, ¿no? Como cuando cantan “el que no salta / votó a Milei”, y pienso “Dale guacho, es por ahí”.
M: Sí, creo que también por eso hay tanto ida y vuelta entre nosotros y el público, porque nos sentimos muy acogidos, que realmente no es lo mismo que decir “veo a la banda” y nosotros “vamos a tocar frente a personas”, sino que somos todos parte de lo mismo, aunque no seamos todos los mismos. Ponele, nos pasó el sábado pasado en Mardel: me sorprendió que, por primera vez, no conocía a mucha gente. Generalmente, cuando tocamos en El Tri siempre se llena. Hace un año y medio que todas las veces que tocamos, explota. Pero esta vez me pareció que había mucha gente nueva, muchas caras desconocidas, y también gente más grande. Es como si el público se estuviera renovando constantemente. A pesar de eso, sentí el mismo cariño de siempre, aunque no fueran los mismos de siempre o no fuera solo un grupito. Se siente un cariño re lindo, y eso también influye mucho a la hora de tocar. Es como estar entre amigos, y eso está buenísimo.
N: Sí, esa vez que tocamos en El Tri y también sentía eso, pero no solamente con nosotros, sino desde el principio de la fecha, estaba en el patio y no conocía a nadie. Siempre voy a las fechas solo y me encuentro con un par, nunca estás solo. Esta vez estaba con un amigo fumando y le digo “Che, boludo, no conozco a nadie”.
M: Ay sí, a mí en un momento me dio vergüenza salir y estar ahí sola. Pero después te subís a tocar y todo el mundo está ahí con vos. Te cantan y vos les cantás, no solo tocar y ya, es recíproco. El primer momento fue como siempre, hubo como un intercambio de palabras o ira también. Es lindo también porque se genera esta calidez, ¿no? Cuando por ahí vas a ver una banda y tocan un tema, la gente aplaude, tocan otro, aplauden y no dicen nada, sigue, tocan y la gente aplaude. Realmente para nosotros es importante estar con el público y hacer algo, ya sea agradecerles por estar ahí o tirar un comentario en contra de toda la mierda que está viviendo en la cultura o del machismo que se vive en la sociedad. Para nosotros es súper importante porque estamos todos pasando momentos difíciles. En Mar del Plata apareció una piba muerta hace poco, entonces todas las pibas estamos trastocadas, un toque, no pasaba hace un montón, o por lo menos mediático. Y de repente poder compartir eso que te pasa con los demás también y que no sea solo “bueno, toqué diez temas, me bajé el escenario y listo”.
– Sí, los Buenos Vampiros es una banda que siempre se proclamó políticamente dentro del under. Cuando estaban todos medio dormidos, ustedes eran de los pocos que decidían hablar.
N: Es que también las letras y las canciones…quizás no somos explícitos, no decimos “muerte a la policía” o cosas así en nuestras letras. Pero es algo que en mi vida privada, con mis amigos y mi familia, siempre debatimos y estamos al tanto de la política, porque también hay que saber, ¿no? Hay que saber tanto de todo lo que pasa, ser consciente y no decir “bueno, me va bien, cierro el orto para no perder dos seguidores”.
M: Iba a decir eso, capaz hay algunas bandas que se estaban cuidando y yo creo que cuidarnos entre nosotros es justamente que la gente sepa de qué vereda estamos. Si de repente hay un chabón que es un nazi entre el público, bueno, que no se sienta cómodo con nosotros porque así nos cuidamos nosotros. No nos guardamos de decir nada. La realidad es que es algo que nos toca a todos, ya sea el fascismo, el machismo, lo que sea. Entender que nosotros, de donde venimos, tenemos un plus de dificultad. Cualquier cosa que tengamos que hacer tenemos que ir a Buenos Aires, venimos de familias laburantes, los cuatro, no es que ninguno nació con la banda formada. Somos clase obrera y hacemos música y esto es por amor a lo que hacemos, a los Vampis, a la música y no es que no nos importe el impacto negativo que tienen todos los hechos políticos hacia la cultura. Nos importa y mucho, el contexto de Mardel hace que nos cueste todo el triple, veo necesario que pase eso.
N: Sí, también seguir tocando, quedando en movimiento, es también nuestra forma de luchar: seguir viajando, seguir haciendo música y lo que nos apasiona.
M: Que la gente sepa que, aunque no digas específicamente en las letras, estamos en contra del fascismo. Que sepan que lo estamos y como yo dije, por ejemplo, en Uniclub, a las pibas, este es un lugar seguro para todos y para todas. Que no sea un recital más donde las pibas están al costado del mosh porque las están cagando a palos y los pibes están re violentos en el medio. Generar comodidad entre los que estamos, no lo digo para ponerse una camiseta de nada, sino crear un ambiente cómodo.
– Siempre fue el público de los Vampis el más simpático, por decirlo así.
N: Sí, sí, nosotros desde el primer momento, tuvimos una línea de cuidarnos, “no peguemos codazos”. Si a alguien se le cae el celular, ver de quién es… algo más cercano.
M: Capaz es por la edad también. En Mardel, cuando allá en Buenos Aires toda la mayoría estaba formada por gente mucho más grande, acá eran todos chicos chicos, de entre dieciséis y veinte años. Los ves re pibitos y querés que no se lastimen. A comparación, nuestro público es más cuidadoso con el otro. Mi viejo una vez fue a vernos y no lo podía creer: todos fijándose que no se golpee nadie, le hacen mosh a uno, lo levantan y lo bajan con cuidado… Es lo mismo de lo que te decíamos antes, querer estar cómodos y querer pasarla bien, vas a un recital y querés pasarla bien, no queres irte con la nariz sangrando, o que se caigan un chabon arriba.
– ¿Esto puede tener algo que ver con el nombre de la banda? El “buen vampiro”: al vampiro te lo imaginas tétrico, pero el “bueno” termina dando otra vuelta.
N: Sí, le agrega algo. Tenemos temas muy emocionales, muy emotivos también. Creo que la persona que escucha Buenos Vampiros es porque tiene ganas de llorar un ratito y también de reírse…
M: ¡Y de bailar!
N: Sí, de bailar también, entonces se arma como un público bastante sensible.
M: Como lo que somos nosotros: los cuatro somos muy sensibles y al mismo tiempo también re chispitas, y al mismo tiempo re trampa. Es la dualidad de lo que somos.
– Con respecto a la sensibilidad, hay temas más sensibles que otros, me pasa con “Caminamos” que interpela sentimientos pero también hay algo en las voces. ¿Cómo las llegan a elegir?
N: Este disco creo que los temas que compuse yo, los canto yo, y con Iru también lo mismo. Sí hubo en Destruya!: “El perro”, lo escribí yo, pero por la letra y de espíritu la hacía muy nostálgica y bueno, probamos con Iru cantándola, quedó mejor, o sea, también queda mejor el tono de la voz todo. Este disco fue más natural, fuimos escribiendo y cantando cada uno sus temas.
– Veo una estética un poco más marcada, ¿Fue una elección de marcarla un poco más o también surgió naturalmente?
M: Sí, también se fue dando. Me parece que, en general, en todo lo que hacemos de la banda no hubo nada forzado, no es que pensamos como “Bueno en este disco estaría bueno darle más bola a la estética”, sino que simplemente se dio eso. La tapa no es que se pensó así nomás, sino que empezamos a buscar un montón de referencias. La hizo Santi Moscardi, con una foto de Toby, nuestro fotógrafo. Fue una búsqueda todo. Veníamos hablando de cambiar un poco el color, de salir del rojo y negro que usábamos en Destruya!. Esas ideas generalmente las arranca Iru, como cuando dijo que quería un color más eléctrico, más violeta. De repente se fue dando para ese lado, pero tampoco es que dijimos “Bueno, para llamar más la atención, vamos a darle más bola a la estética”. Como las canciones y el nombre, se fue dando solo. Las cosas van apareciendo, se nos van ocurriendo, las vamos buscando y se van dando. No hay algo forzado ahí o algo de marketing.
N: También somos libres de poder elegir lo que se nos da la gana. Queríamos hacer una foto en la costa haciendo la calesita y la hicimos.
M: Es algo de nosotros, es re personal, lo arrancamos a hacer con Lua y otra amiga en los recitales, hacer la calesita, girar y darnos la mano, lo empezamos a hacer en un montón de recitales. Fuimos buscando las cosas que nos representen, la foto la sacamos en la costa y también es parte de lo mismo.
N: También es sin presión, ¿viste? Hasta a la hora de componer venían amigos y te decían “Che, ¿estás nervioso por el tercer disco?” o “¿Tienen miedo de que no les guste?” Y nosotros nada, ya fue.
M: Ni se nos ocurrió, estábamos tan metidos en el disco y se fue dando todo tan naturalmente que nunca pensamos en el afuera. Obviamente uno siempre tiene expectativas, estábamos haciendo el disco y ya queríamos que saliera, pero nunca apareció el miedo a que a la gente no le guste o la tapa no llame tanto la atención. A nosotros nos encantó y, como decía Nacho, queríamos que saliera para poder tocarlo vivo.
– Y Entre sombras, ¿tiene o quiere dar un mensaje?
N: Yo creo que eso es libre interpretación. Cada canción también es una única, ¿no? Por ejemplo, “Caminamos”, “Tu aroma” y “Desorbitados” son canciones muy distintas, muy diferentes, ya no tienen el mismo estilo del BPM, en la intensidad de las guitarras… es bastante sube y baja. “Alguien te espera” también.
M: Pero un mensaje es la catarsis, el hecho de nosotros sacar eso que teníamos adentro simplemente. Devolverle un poco a la música todo lo que hizo por nosotros a lo largo de los años. Eso también sería como hacer algo por la música, que cada vez que vas a tocar lo hacés porque es nuestra pasión, porque amamos la música, y no es que específicamente queríamos decir algo.
N: Además, estás haciendo un disco, algo que va a quedar para toda la vida y más ahora que todo es tan fugaz, todo es una historia de quince segundos… nosotros nos la estamos jugando, más en un disco. Es como un nuevo hijito, ¿viste?. Fue con mucho respeto y lento, no fue hecho así nomás.
M: Esto se podría haber hecho mucho más rápido, pero decidimos tomarnos el tiempo para hacerlo bien. Lo hicimos con amor y esmero, asegurándonos de que cada detalle estuviera como queríamos. No dejamos nada al azar. El año pasado, pasamos dos meses y medio en Buenos Aires trabajando intensamente, a veces todo el día en la sala. Algunos temas cambiaron completamente durante el proceso, pero fue el propio tema el que nos llevó a eso. Fue muy laburado el tercer disco.
N: Sí, también viajamos, viajamos mucho. Fuimos a Chile, cruzamos la cordillera, el Río de la Plata, y vivimos muchas experiencias que nos acercaron mucho, tanto como amigos y como familia. Eso se refleja en el disco. Cuando escucho “Una vez más” o algún tema, me acuerdo de cuando estábamos en Palermo, los cuatro, en un monoambiente, se me vienen recuerdos de esos momentos, y eso es lo lindo, que cuando lo escuche en un futuro, me voy a acordar de todo esto. Ya me da nostalgia (risas).
– Trabajaron con Estanislao López. ¿qué significa él para ustedes?
M: Una palabra que significa lo que es laburar con Estanislao es confianza. Esta te dice “mirá, pone esto acá” y vos lo hacés y sabés que va a quedar bien. La tiene muy clara en cuanto a producción, pero también la tiene muy clara en cuanto a la libertad de dejarnos a nosotros.
N: Estuvo desde el principio con el sello Casa del Puente, él caía a los ensayos, le mostrábamos un tema y a él le gustaba, pero nos decia “Bueno, denle una vuelta más acá”, nos aconsejaba, nos ayudaba a terminar las ideas. También está bueno porque al tener un oído de afuera, te ayuda. Estanislao está desde el primer disco, nosotros teníamos muy poca vida de banda cuando lo conocimos, es un amigo.
– En la movida del under ya hay una base bastante grande de bandas, y otras que siguen saliendo. Buenos Vampiros ya es una banda referente. ¿Se sienten así?
N: Mirá, ayer me mandó un mensaje Yamandú, de Loquero, y me pasó nota sobre una banda que se llama Blockbaster y dicen que tiene un sonido que va desde Joy Division a Buenos Vampiros (entre risas y afirmaciones con la cabeza). Entonces me dice “Mirá qué loco, qué curioso que los tomen como de referentes a ustedes ¿no?” Es re flashero eso.
M: Es re flashero porque de repente, no sé, yo doy clases, dos alumnas que empezaron hace poco y ya se metieron a tocar en una banda con sus amigos porque quieren tocar y hacer música, me dicen “Te vi tocar, está buenísimo esto, yo quiero hacer recitales y salir de la clase”. Pasa un montón de que vengan bandas más chicas, que te digan eso de que somos como unos referentes. No hay tantas bandas como nosotros o no habían.
N: En su momento tampoco había lugares para tocar, los arreglos eran malos, no era tan fácil, estoy hablando de antes cuando tocabamos con Basurita, Valeria del Mar o Las Tussi y había pibitos que también querían tocar. Me pasa que me mandan un mensaje diciendo “estoy armando una banda, tocamos tal día” y toca con la de Buenos Vampiros (gesticula Nacho con la mano tocándose la remera).
M: En una época, nosotros tocábamos todos los fines de semana y después dejamos de tocar tan seguido. La movida igual siguió y empezaron a haber recitales todos los fines, y de repente cada vez más y era hasta los viernes, después todos los días… Es re lindo también ver que se arme un poco la movida en la ciudad, todo el tiempo aparece una banda nueva.
N: Era como un discurso ya de viejo choto que “la música murió, la bandas murieron” y acá no, no murió nada. Siguen surgiendo bandas nuevas, que hacen lo que quieren, hacen el género que les ocurra. Que quieran salir a tocar afuera, también es un consejo: cuando te tomás el tren, al principio el que va a poner plata vas a ser vos; una, dos, cuatro veces vos. Ya después de la quinta, te van a decir: “Bueno, les pagamos, les cubrimos el viático. por lo menos. Les damos un lugar donde dormir”. Es activar e ir adelante, aunque justo ahora está cada vez más difícil.
M: Igual, aún así, hay muchos pibes que la tienen que pasar, tiene que laburar mil veces mas, pero igual lo hacen por eso, porque tienen las ganas de tocar. Prefieren tocar en un lugar mucho más chico, por ahí sin escenario, sin sonido, con una batería medio pelo, con unos equipos medio pelo pero por lo menos tocar. Que es como arrancamos todos.
N: Ni hablar, e igual seguimos con esos equipos medios pelos o sin retorno (risas de todos) pero esta bueno, es lo que hay.