blair vorterix

Blair inició su gira nacional con un Vorterix inolvidable

En el marco de la presentación de su último disco, Bar Scorpios, Blair detonó un Vorterix agotado para dar comienzo a su gira nacional “Mañana hablarán de mí”.


El caso de Blair y su ascenso astronómico ya es conocido por todos. De aquel tímido e intimista Llorando en la fiesta (2022), donde redefinió su imagen para abandonar definitivamente el trap, al lanzamiento de Bar Scorpios (2025) pasó muchísima agua bajo el puente y es difícil de creer que siga siendo la misma Blair. En tan solo tres años recorrió los mayores festivales de música y se hizo con una base de seguidoras tan vasta como fiel. El desafío que le restaba era demostrar la potencia de Bar Scorpios con una presentación a la altura y qué mejor lugar que el icónico Teatro Vorterix.

El show prometía ser un antes y un después en la carrera de la artista, tanto por ser la presentación formal del disco como de la gira pero también por ser, hasta la fecha, su mayor presentación. A través de sus redes sociales había comenzado a dar pequeños indicios de lo que sería pero nada podía preparar a sus seguidoras para lo que vieron.

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Foto: Candela Petech.

Sola

La espera en el teatro se hacía amena, pero el clima era tenso. Las seguidoras llevaban horas esperando con la ya tradicional pasión que rodea a Blair. El pesado telón rojo se deslizó con las primeras notas de “Sola” (tema que abre el álbum) y automáticamente encontró un coro en el público. Blair ingresó al escenario caracterizada como Teresa para dar comienzo a una noche sin punto de comparación en su carrera.

Los primeros temas del álbum se sudecían y, para el furor del público, la primera promesa que les había hacho la artista por redes sociales se cumple: iba a ser un show distinto. Sin el menor aviso, el escenario se llenó de bailarines que acompañaban cada canción con una coreografía que terminaba de realizar los efectos de las letras y las melodías. El clímax de todo esto no sería otro que el de un simulacro de crucifixión bajo el que terminaría de cantar antes de un fundido a negro.

Todo el show estuvo atravesado por el imaginario católico que atraviesa el álbum y ese fue probablemente su mayor acierto. Desde los vestuarios (como siempre, una cosa increíble) a las coreografías y la puesta en escena, todo estaba montado a fin de contar una misma historia. Nada estaba de más. La narrativa del álbum se vio expandida y la misma Blair se permitió ir un paso mas allá en esa exploración del deseo, los pecados y los sentimientos más hondos y oscuros de Teresa.

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Foto: Candela Petech.

Pecados brutos

Bar Scorpios fue un paso adelante para la carrera de Blair tanto por lo estético como en lo que refiere a la calidad. El salto que dio la artista entre las presentaciones vinculadas a Llorando en la fiesta y su show de Vorterix fue abismal y se pudo ver en todos los detalles de la presentación. No se olvidó, sin embargo, de dónde vino y alumbró al público con la melancólica “Mi suerte” o los hizo saltar al ritmo de “Otra noche en los 70´” o “Rothmans”. Los favoritos de siempre compartieron espacio con el nuevo álbum en una combinación que, curiosamente, no desentonaba. Más aún, fue una suerte de puesta en valor de canciones que no terminaron de brillar en su momento.

Después del deslumbramiento de los bailarines y la gracia con que Blair los acompañó, la noche se puso tensa con el tándem “Pecados brutos” y “Carne viva” donde un Dillom camuflado entre los bailarines sorprendió al público para batirse a muerte (y perder) con una Blair desatada. La sucesión de vestuarios completaba la narración y el derrotero de Teresa hacia lo peor de sí y el cruce con Dillom fue un punto de inflexión para pasar a la parte más violenta del show. Porque si algo es Bar Scorpios es esa suma de violencia y pasión, el erotismo húmedo de la sangre todavía caliente que sintetiza “Carne viva” al cantar frases como “Quisiera matarte y que te me mueras adentro

Pero la vorágine es tan breve como explosiva y tras su crucifixión nos encontramos con una Teresa derrotada. El último arco del show es una búsqueda de redención donde los reproches a sus padres o a Dios ya no dan frutos. Así, a telón cerrado, apareció Santiago Motorizado para cerrar esa vida de duelo con “Hombre roto”. La dulzura de Santi supo acompañar la violencia que había recorrido todo el show hasta el momento y apaciguar a esa Teresa que no daba más de si.

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Foto: Candela Petech.

Mañana hablarán de mi

Tras un final que supo reunir la gracia de una obra de teatro con la cercanía de un recital, el telón volvió a correrse en lo que parecía ser una despedida. La historia de Teresa ya había terminado de una vez y para siempre, ahora mejor que nunca, pero todavía quedaba más para ver. Tras un breve receso, Blair regresó al escenario para despedir a un público incansable con lo más movido de su álbum, cantando a pleno pulmón.

Y es que Blair es, ante todo, una rockstar. Esa pose desenfadada y decidida que la caracteriza incluso desde su época trapera se vuelve irresistible e incluso después de un cierre tan desesperanzador necesita emerger. “Nunca lo van a entender” fue el cierre definitivo del show donde una Blair con campera de cuero y enloquecida se arroja al público mientras la banda, por primera vez durante la noche, pasa al frente.

Esta primera presentación de Bar Scorpios quizás sea la mejor por el simple hecho de haber podido guardar las sorpresas que la artista tenía preparadas. De cualquier manera, Blair ya demostró sobradamente sus capacidades y terminó de volver ritual sus presentaciones que, para sus seguidoras, ya son misa.

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Foto: Candela Petech.
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Foto: Candela Petech.
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Foto: Candela Petech.

 

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Foto: Candela Petech.
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