
Babeblade: “Aunque quiera ponerme plumas y lentejuelas, se ve que hay algo triste en mí”
Milagros Ugarte conversó con Indie Club sobre su más reciente lanzamiento, Tonta, un EP donde aparece una Babeblade menos nostálgica y más divertida. Además, compartió su proceso creativo, influencias, referencias y detalles que la conforman.
Babeblade es una artista ecléctica. Su voz oscila entre la nostálgica y lo sensible, su música comparte atmósferas electrónicas que se transforman en un hit popero, un indie trap o un eurodance y sus videoclips reflejan parte de una cultura dosmilera.
En una conversación con la artista abordamos diferentes ejes: cómo emergió su música en plena pandemia, las alusiones presentes en el nuevo EP, su relación con diferentes disciplinas artísticas y la conjunción de crear, conceptualizar o solo buscar divertirse y por qué no, bailar.
– Sos fueguina. ¿Tu infancia tuvo lugar en el sur del país? ¿A qué edad te mudaste a Buenos Aires?
Soy fueguina. A los tres años me mudé a Buenos Aires y desarrollé mi vida acá, en Florida (Vicente López). A Tierra del Fuego no volví hasta el año pasado, donde pude conectar con un montón de historias que me contaron mis papás durante toda la vida.
También viví en la India, en Nueva Delhi. Me fui de niña y me volví más de grande, a los trece, una etapa re cambiante. Atravesé todos esos cambios que conlleva la preadolescencia. Experimentar, aprender muchísimo y también recordar. Siento que hay algo ahí que me marcó mucho porque fue una una etapa muy importante. Me fui en primaria y volví en secundaria. Mis papás me quisieron mandar a una escuela full india, era la única extranjera, estuvo buenísimo. Hice un montón de amigos con los que hablo hoy en día y claramente, aprendí a hablar en hindi.
– ¿Tu música y tu estética se nutrió de alguna manera en ese paso por la India?
Sí, re. De hecho en el disco anterior (El cielo es un lugar hostil) lo quise abordar, porque es algo que siempre me gustó. En la India estudié armonio, que de hecho lo tengo acá, que es como un instrumento con fuelle, una especie de sintetizador analógico. También, se escuchaba mucha música india, nos metimos en la cultura a pleno. Nos enamoramos de las películas de Bollywood, íbamos todas las semanas al cine y no entendíamos nada porque muchas eran en hindi y no tienen traducción. Si bien existe el inglés como segundo idioma, no se usa mucho. El oficial es el hindi y tienen un millón de dialectos. Tienen una cultura super rica y en las películas esos idiomas a veces se mezclan. Es alucinante, además, porque todas las películas tienen muchísima música; todas son musicales. Crecí con eso y volví acá con un montón de discos de Bollywood que habíamos comprado y lo seguimos escuchando acá en mi casa. Mis papás siguen con el cassette de Bollywood a pleno.
– Es evidente que existe en vos una sensibilidad artística, desde tus videoclips, estética y canciones. Pero también, hacés teatro. ¿Cómo influye esta disciplina en tus creaciones y en la forma de pensar tu música?
– Sí, nunca puedo separarlo. Como que todo es un poco parte de lo mismo para mí. Siempre lo usé a mi favor porque me gusta y lo disfruto. Yo sé que hay muchos músicos que les da fiaca las fotos o los videos. Pero a mí me pasa lo contrario. Me parece súper divertido, y lo uso como una herramienta más de cómo expandir la música. Es una excusa increíble para poder dirigir videos, actuar, cumplir mis fantasías actorales y, como yo también dirijo, siento que fue una buena excusa. A veces jodo y digo que hago música solamente para poder protagonizar mis videoclips (risas). Siento que es todo parte de lo mismo y me divierte. Me encanta ser parte de todo el proceso.
Y además, está bueno que otras personas ayuden y trabajen en conjunto porque así las cosas mejoran. De hecho, este nuevo EP es una demostración de eso. Se integraron un montón de manos nuevas y aportaron un montón de cosas súper interesantes que yo por mi cuenta no lo hubiera podido hacer. Y sí, al final siempre encuentro una manera de unir todas las áreas artísticas.
– Tu primer lanzamiento como Babeblade salió en el 2020. ¿Pudiste aprovechar la pandemia en este aspecto? ¿Cómo fue ese proceso?
Creo que somos un montón de artistas pandémicos. Ya había tratado de hacer un disco a los 16 años en 2016. Lo comencé con mi prima, que es musicoterapeuta, y me dio muchas herramientas para sentirme libre de poder hacer lo que yo quisiera. Ella producía y traté de producir juntas. Recuerdo que yo tenía una idea, un sonido en la cabeza y no lo podía bajar. Me costaba muchísimo poder trasladárselo y que ella lo entendiera. Creo que es uno de los problemas por los que más se frustra la gente a la hora de hacer música. En el 2020, yo estaba cursando una licenciatura en actuación, modo online, estaba todo el día en mi casa, ya no podía trabajar, ni dar clases. Y ahí, en ese contexto, empecé a probar con el GarageBand, empecé a loopear y ahí empecé a producir. Creo que eso me dio la posibilidad de hacer música porque por fin pude bajar un sonido, una idea.
La mayoría de las veces no tenía una referencia. Había algo que yo sentía y para mí, eso surge del uno a uno, solo, explorando. Por lo menos, en mi caso funcionó así. Por eso, la pandemia ayudó un montón. Ahí pude hacer esas primeras maquetas que continuamos trabajando con Guacho Bleu que es mi productor base de todo.
Existía también mucha carga emocional y existencial; estaba atravesada por esas cosas que pasan en la posadolescencia. Yo soy como bastante amiga de la música que hago. Me gusta todo y entiendo también las cosas que hice y por qué las hice. Y siento que ese disco habla y dialoga mucho con una persona de veinte años.
– ¿Cómo se transformó Babeblade desde ese 2020 hasta el día de hoy, teniendo en cuenta tu reciente lanzamiento?
Desde un principio entendí que la unión de mis canciones iba a ser mi voz. Después, el resto la gente lo iba a entender solo. Siempre confié bastante en eso, no me cerré. Y creo que fue mutando orgánicamente.
Creo que sí hay algo que pasó con el último EP y es que yo me cansé un poco de que el concepto vaya por delante de la música en general. Lo veo en otros artistas y yo lo veo también en mí. Como si un poco culpa de la era moderna tengamos que justificar la música. Y dije: “bueno, voy a hacer un EP solo por el hecho de hacer música y después veo lo demás, no tengo que justificarlo y eso está bien, si no tengo o quiero dar un contexto inteligente, se sostendrá por sí solo”. En los otros discos sí puse más peso en la obra.
Y me pareció también orgánico cansarme y probar otra cosa. Aún así, tiene una línea estética y hay videos y todo, pero sí se hizo con menos esfuerzo mental, que no quiere decir menos esfuerzo físico. Aparece en distintos planos porque le pusimos un montón de energía, pero sí no tuvo esa búsqueda tal vez tan conceptual que tuvieron los otros discos.
– Compartimos generación y cultura dosmilera: Internet, MTV, Much Music, YouTube, Tumblr, We Heart It y creo que todo este universo comienza a aparecer. ¿Hay algo de todo esto?
Sí. Es un EP que está basado en homenajes a cosas que me hicieron feliz. Está lleno de esas cosas. Los videos/visualizers también están tomados de un video de Javiera Mena que se llama “Luz de Piedra de Luna”. Hay referencias a Depeche Mode, hay interpolaciones, un ringtone en una de las canciones que viene en lo que viene a ser Movistar de la India. Hay como un montón de easter eggs de cosas que me inspiran y que me gustan.
De hecho, estábamos haciendo una lista de todas las referencias y yo no podía parar porque está lleno de esas cosas, y es lo que pasó con este EP, eso de “voy a referenciarme, voy a hacerme cargo, voy a homenajear también a cosas que me gustan que me inspiran”. En épocas de IA, me parece que es muchísimo más honroso que lo haga el artista y hacerse cargo también, me parece que está bueno. Porque a veces los artistas estamos como “bueno, me gusta esto, pero que no se note, que no se entienda que esto es parecido a esto” y lo están tratando de tapar y me parecía divertido como hacerme cargo y hacerlo visible también, y que la gente lo vea y diga, “che, ¿este no es el video de…?” y sí.
– Es interesante cómo proyectar esa identidad y a la vez hacerse cargo de las referencias múltiples. En el proceso, se termina construyendo algo muy genuino. Somos la copia de la copia. Y no creo que exista “la cosa pura”…
Total, porque hay algo que cambia también en el proceso. Es el mismo video, pero las canciones no tienen absolutamente nada que ver y eso también es lo que lo hace divertido. Como cuando tenía quince y jugaba todo el tiempo en mi cabeza, modo fan copiando los videos con exactitud. Y nada, me parecía muy divertido, y tiene esto de lo lúdico, del juego, de disfrazarse y ser otro. Yo creo que es un poco el emblema del EP.
– ¿Cómo es ese proceso creativo de los videos?
Siempre son imágenes que se me aparecen. A veces hay videos que me han aparecido al mismo tiempo que componía las canciones. Así de firme es para mí la importancia de lo visual en la música. Hay otros que aparecen después, pero siempre es como una idea loca y busco gente que se anime a concretarlas y que confíe también en la propuesta.
En las fotos del último EP una amiga me dijo: “che, quiero hacer unas fotos, armo equipo”. Y armó un equipo todo de chicas. El equipo fue increíble, pegué muy buena onda con todas. Y después, la llamé y le pregunté si había hecho algún videoclip. Me dijo que no, pero que no importaba eso y me preguntó qué quería hacer. Y así fue como lo armamos. Todavía no puedo creer el zarpado laburo que se mandó.
Siempre confían mucho en las propuestas. Lo mismo con el video de “Plumas y humedad”. Yo comenté que quería hacer un video en el parque. Y uno de los chicos me decía: “Che, ¿pero vos decís en un parque? Me da a video de XV.” Y Bianca (la de las fotos) dijo: “Confío en ella”. Y se mandó a hacer el scouting de árboles, porque yo quería hacer tomas arriba de un árbol. Hay un PDF con las fotos de todos los árboles de Buenos Aires que ella recorrió para encontrar el árbol perfecto. Algo así como confiar mucho en las ideas y obviamente mejorarlas al cien porque las elevan. O sea, yo tiro las falopeadas más grandes que existen y ellos simplemente las aumentan y hacen que se vean bien. El equipo fue muy importante en el proceso.
Y también, en este EP y el disco anterior tiene mucho sound design, como sonidos de pájaros, de agua, de gotitas. Eso es muy pictórico, digamos. Como que hay una imagen que uno está tratando de trasladar al oído.
– Encontré una nueva Babeblade en Tonta, más divertida y despreocupada… ¿Puede ser?
En todos está bastante presente la música electrónica. Tal vez está un poco más camuflada por canciones tristes, tal vez esa es la premisa, ¿viste? Como que tal vez en los otros discos yo he estado un poco más triste y por eso tal vez lo bailable no sale tanto a flor de piel. El disco anterior arranca con un eurodance, pero la historia y la letra es super triste, como medio oscura la imagen. Está esta cosa electrónica pero eso está como más condimentado con nostalgia y en Tonta como que me despojé un poco de eso.
Me reía igual porque se dicen cosas así como que la voz nostálgica se mantiene y siento que hay algo de eso que no me puedo sacar.de la voz nostálgica, como que hay algo que yo no me puedo sacar. ¿Viste? Aunque quiera ponerme plumas y lentejuelas se ve que hay algo un poco triste en mí. Está bien, no pasa nada. Me hago cargo. Igual en este EP está un poco menos presente. Es más brillante, creo, más luminoso.
El nombre del EP “Tonta” entra en juego acá también que viene de la mano de permitirme quedar tonta. Porque uno a veces tiene esa búsqueda de parecer inteligente, de que la gente entienda que esto que estoy haciendo tiene una búsqueda. Un poco es una cosa medio infantil como eso que uno se dice cuando es niño de “si yo me lo digo primero, entonces nadie me lo puede decir después”. O sea, sí, yo digo que soy tonta, entonces, ¿qué es lo peor que pueden decir de mí o de lo que estoy haciendo? ¿De que mi música es para tontos? Sí, sí, ya está, ya lo dije yo. Entonces es como un poco ese juego de también decírmelo yo para permitírmelo y que no haya ningún tipo de prejuicio mío, en realidad, porque nadie lo pone, pero a veces uno tiene que darse esa seguridad.
– Acabas de sacar un EP y muchos videoclips. A relajar, ¿o esperamos algo más?
No soy amiga de frenar. De hecho, apenas salió el EP ya le estaba mandando a uno de los productores del disco ya una primera maqueta. Siempre hago lo mismo.
Creo que es como una cosa medio kármica de decir “che, esto no frena acá, hay que seguir”. Más que nada porque hay un camino un poco más complejo que yo estoy decidiendo y que muchos artistas están decidiendo qué es priorizar la música tal vez, priorizar el contenido y no meterse tal vez tan en, no sé, la viralidad de las cosas. Esa manera o ese camino es capaz un poco más rápido.
Entonces, yo estoy decidiendo eso, que es un poco más laborioso y tengo que hacer música, tengo que hacer mucha música y seguir trabajando para que llegue desde esa pata. Tengo la premisa de no frenar.
