Sonido Konex, el pulso del verano en la ciudad
En una nueva edición del ciclo, Máze, Mora y los Metegoles y Mi Amigo Invencible protagonizaron la fecha del sábado. Del inicio bajo el sol al cierre nocturno con el público como protagonista.
El verano en la ciudad tiene sus refugios, y el patio del Konex es, indiscutiblemente, el más importante de los últimos años. Allí, el ciclo Sonido Konex volvió a demostrar su vigencia este sábado con una fecha de alto voltaje en el corazón del Abasto. Ante un patio colmado que desafió el calor de diciembre, Máze, Mi Amigo Invencible y Mora y los Metegoles encabezaron un recorrido sonoro que fue de la frescura pop al desborde físico, inaugurando la temporada alta de emociones en el cemento más caliente de Buenos Aires.
La misión de inaugurar la tarde quedó en manos de Máze, que supo leer a la perfección el clima del patio. Mientras el lugar se iba poblando y las primeras birras empezaban a circular, la banda desplegó un set ajustado que funcionó como la bienvenida ideal, con temas como “La distancia es fundamental” y “Tiempo necesario”.
Cuando Mora y los Metegoles se apoderaron del escenario, se notó el cambio de aire. Hay una frescura en ellos que es contagiosa, una desfachatez necesaria. Los platenses abrieron con “Peor”, “Bigote” y “Tu maestra”, mostrando su lado oscuro de arranque, y acelerando hasta el golpazo que da “A 100 en bajada”, regalándonos el momento más emotivo de la fecha.
Los Metegoles fueron iluminando su show con sus hits: “Todo lo que”, “Pocas cosas” y “Gran remera”, donde el público terminó pogueando al ritmo del mantra que repite Mora incansablemente. Mientras iba apagándose la tarde más se encendía el escenario con un medley de “Semaforo” y “Foto”, y con un tema que vio la luz en las tablas del Konex.
El cierre fue a todo trapo con “Falkner” e “Imaginación”, dejando el patio caliente, vibrando, listo para la noche. Entre banda y banda, las cumbias que sonaban por los parlantes mantenían al público moviéndose.
Ya con la oscuridad ganando el cielo del Abasto, Mi Amigo Invencible se hizo cargo del gran show. Lo de los mendocinos ya no es sorpresa, es cátedra. Arrancaron con un recorrido por las canciones de La danza de los principiantes (2015), en ocasión de su décimo aniversario.
La seguidilla fue demoledora y nostálgica: “Gato negro pasa”, “Fósil” y un “Puentes rotos” que siempre pega en el pecho. Siguieron con temas como “Colina” y “Pantera”, que en su final desembocó en un final de teclados con guiños a “La bestia pop”, generando complicidad con el público.
Nos sorprendió a todos la aparición de Zoe Gotusso en el escenario para hacer “Rayo de sol”, donde su voz junto a la de Mariano se fundieron con la banda en un momento de calma necesaria antes de la tormenta final.
La recta final fue una escalada de potencia: “Lejos de todo”, “Llamada perdida” y “Caballos” prepararon el terreno para el desborde que fue “Acto de fe”, donde Mariano Di Cesare decidió romper la cuarta pared. Se lanzó al público, cantando mientras cientos de manos que lo llevaban como en una procesión pagana. El artista entregado, flotando en el caos, haciendo a su gente parte de la obra.
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