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Lucy Patané llenó el Vorterix en la última estación de “Hija de ruta”

Luego de girar por todo el país, la reconocida y premiada artista finalizó la presentación de su segundo álbum en su primera presentación en el Vorterix, en una gran noche de rock y folk con muchas invitadas.


Que la lluvia no confunda. A pesar de un clima poco favorable para salir de los departamentos, la noche del sábado algo aguardaba: la última estación de Hija de ruta finalmente había llegado. Luego de recorrer todo el país, por primera vez la gran artista, productora y guitarrista se presentaba en el mítico teatro de Avenida Lacroze para reunir a un público que, sin duda, tuvo el recuerdo que fue a buscar. Con la previa a cargo de Isla de Mujeres, el telón, posteriormente entre tinieblas, dio lugar a quien sería la protagonista y dueña del escenario: Lucy Patané.

El repertorio sería una invitación a repasar sus dos trabajos publicados, con una consigna que se reflejaría en cada canción, en cada participación y en cada nota: la intensidad hasta su máxima explosión. El show entonces comenzó con “Vecindario”, una apertura potente y presente que marcó “Lo caro” y una desenfrenada versión del folk que caracteriza a “La maldad”. Frente al público, con la actitud que la guitarra ofrece, la lista continuó con “Glitter negro” y “Las dudas y las deudas”; para que luego la primera invitada de la noche, Paula Trama, se sumé a cantar una versión suave y lenta de “Muchacha desquiciada”.

Entre las variaciones eclécticas que sonaban, cada canción lograba un nivel de intensidad que, al finalizar, justificaba aplausos y más aplausos. Así, el rock fusionó por momentos un estilo de cumbia que, con la participación de La Piba Berreta, generó el ritmo para “Un domingo” y “Clavícula”. Pero luego del baile, Lucy se permitió una pausa para cantar, con ritmo desacelerado, una canción que presentó a la gente junto al coro, Parkour en el Geriátrico, que la acompañaba esa noche y que actualmente produce. En esa calma, luego “Tu dialecto” y “Ustedes” retomaron esa constante locura.

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Foto: Nadia Guzmán

La siguiente invitada sería Vivi Scaliza, que junto a Patané interpretaron una gran versión de un clásico de los orígenes de nuestro rock, “Genesis” de Vox Dei. Seguidamente, con la misma compañía, el repertorio incluyó a “Ya no quedan”; para que, de vuelta como protagonista, Lucy explotara en la versión de “Hoteles de Fuego” y luego sumará la participación de Lucila Storino, vocalista de Dum Chica. La intensidad del escenario no era distinta a la euforia de todo el Vorterix, y ante esa emoción fue necesario e importante agradecer el trabajo y esfuerzo de todo el staff.

Los agradecimientos anticipaban ciertamente el final de una noche que, hasta ese momento, mejoraba minuto tras minuto. Pero aún faltaban sorpresas. La versión de “Cinturón” no habría sido posible sin la endemoniada presencia del saxofón que aportó Melina Xilas, que motivó a toda la banda a saltar en cada nota; para que, unos minutos después, la fuerza del punk rock volviera al escenario con la colaboración de Isla Mujeres.

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Foto: Nadia Guzmán

Tras un pasaje instrumental que varió entre el rock y la percusión -un elemento que estuvo presente durante todo el show-, llegó la fabulosa participación de Natalia Oreiro para cantar “Tu veneno” y que el Vorterix sea todavía más una fiesta. Pero ese despliegue inesperado se constrasto con la versión de “Búhos”, en la que Lucy y su público solo estuvieron mediados por la guitarra. Con la despedida de una noche que sin duda había cumplido cualquier expectativa, todo el teatro acompañó cantando “En Toneles” para que, ahora sí, la última estación de la gira terminará con “Trámites burocráticos”. Nuevamente, la noche, el escenario y la guitarra habían tenido una dueña indiscutible: Lucy Patané.

Con esta presentación en Vorterix, Lucy Patané cerró el viaje de Hija de ruta y confirmó, una vez más, que su camino no responde a moldes. Lo que empezó en la intimidad de Bernal, entre guitarras y vinilos familiares, se transformó en una obra donde la distorsión, lo folk y la crudeza conviven como parte de una misma voz. Esa búsqueda, atravesada siempre por lo colectivo, encontró en el escenario un punto de llegada y de partida: canciones sobre deudas, trámites y rutinas que el público convirtió en celebración y catarsis. La lluvia quedó atrás; lo que quedó en la memoria fue la certeza de que Lucy Patané tiene hoy un lugar propio e ineludible en la música argentina.

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