Con un extenso repaso por toda su discografía, Dillom reconquistó el estadio Luna Park convertido en un artista todoterreno.
Como en una procesión, los devotos y penitentes de Dillom ingresaban con sus trajes acordes para la función a las diversas puertas del Luna Park. La presentación era la de su segundo disco, Por césarea: una escenografía acorde y unas cortinas delineadas para la incisión exacta vestían el estadio esa noche.
El preparto del show fue con “(Irreversible)”, los músicos atrás de las cortinas trataban de romperlas a puro golpe de batería y rasguidos de guitarra, que terminaron desembocando, como funciona en el disco, en “Coyote”. Este desacatado punk rock fue cantando por un Dillom a cargo de la guitarra eléctrica que le gritaba a las nueve mil personas que lo acompañarían toda la noche: “Acá estoy / vengan a buscarme”.
Después de este brutal comienzo, el multifacético rapero sorprendió con un setlist que puso en el freezer los tracks de su nuevo disco. “Piso 13”, “Mick Jagger” y “Pelotuda” sirvieron como aviso de que la función se movería entre toda la discografía del músico.
Las primeras y casi únicas palabras al público fueron al principio. Dylan agradeció un par de veces, extasiado del momento, sus saltos y gritos, y rápidamente se dedicó a seguir con el show. Continuó con “La primera”, el reggaetoncito simple que abre Post mortem (2021) y “(Mentiras piadosas)” feat Carrito -Broke Carrey-.
Como una mezcla de nigromante y oráculo, se hizo presente Lali para invocar a “La carie” y poner a Dillom en modo exorcista. Después de una gran performance de ambos llegó el turno de uno de los nuevos hits, el triphopero “Mi peor enemigo”, con las voces disparadas de Andrés Calamaro, que no pudo hacerse presente.
Para esta altura, era imposible dejar de respirar la combinación explosiva entre rock potente, barras atresilladas raperas y el halo de muerte y sangre que tan bien sabe adornar Dillom. La mayor olla para el pogo se generó con los primeros segundos de “Buenos tiempos” y su “El día que muera / moriré en mi ley”.
Una de las más esperadas fue la asfixiante “Muñecas”, que tuvo su debut mundial (no fue tocada en su gira previa en España) con todo el acting que la canción necesita. Narrando un femicidio, Dillom se puso una máscara para entrar en personaje -misma que usó en Post mortem– y fue relatando paso a paso cómo se convirtió en asesino, hasta quedar mano a mano con el cajón, en lo que fue un cierre previo al final del show, que se acercaba.
Entre el jazz y el hiphop, “Últimamente” empezó a mostrar que casi todo Por césarea había sido tocado en vivo. Para la siguiente, Dillom agradeció y avisó “Esta es mi preferida del último disco”. “Cirugía”, el track más pop del álbum, explotó en todo el Luna Park con su estribillo sigilosamente machista: “Inventaría un color más oscuro que el negro / si vivo un futuro sin vos”.
Las luces de los celulares y algún tímido encendedor se prendió para lo que fue varias veces la última canción de Dillom en sus recitales, “220”. Esta canción de amor, balada algo trapera tuvo el agradecimiento final y su foto con el público, antes de tres diferentes bises: “Ciudad de la paz”, “Amigos nuevos” y “Reiki y yoga” cerraron la primera de sus dos noches en el Luna Park presentando Por cesárea, donde el público se fue satisfecho con todo lo que recibió: descontrol, sangre, y un personaje que quizás los encuentre en sus pesadillas.