En su primera edición, el Festival Mutante fue un éxito absoluto contando con miles de espectadores y seis shows, uno mejor que el otro.
Desde las 18 hs, el Complejo C Art Media recibió a las miles de personas que asistieron al flamante Festival Mutante. A lo largo de casi siete horas, el escenario principal vibró con seis bandas ante un público que respondió con cantos, baile y pogo.
La apertura estuvo a cargo de Nicolás Mateo. Acompañado de su banda, el cantante y actor presentó canciones de Espamento, su último álbum, no sin repasar también obras de discos anteriores.
El escenario del festival llevaba su logo colgando, como si fueran nubes flotando sobre la música, al tiempo que presentaba tres tarimas en las que se ubicaron tecladistas, percusión, les bajistas y les bateristas. Otro detalle era el gran despliegue de luces, desde atrás, adelante y los costados, que permitieron que cada recital tuviera un tinte único.
Para las 19 hs, Mateo se despidió de su público con “Conmovido” y comenzó a sonar la música de los DJs que acompañarían cada impasse musical.
El turno siguiente correspondió a Melanie Williams y El Cabloide. La banda comenzó su concierto con una introducción instrumental seguida de inmediato con “Denadie”. Melanie se divirtió pasando del sintetizador a la guitarra y viceversa sin perder un segundo, y a la mitad del show de “despidió” para dirigirse a tocar la batería por unas cinco canciones.
El despliegue de virtuosismo es la costumbre de El Cabloide, y no decepcionó en el Festival Mutante. Toda la banda tuvo su momento de brillar y en el cierre pudimos ver una batería tocada a cuatro brazos, los de Melanie y los de Lucas Galíndez. Aplausos envolvieron el C Art Media, agradeciendo un show bien “chiqui baby”.
A las 20:20 hs, Los Besos subieron al escenario y desplegaron un recital lleno de bailes y desamores. La banda liderada por Paula Trama hizo gala de sacos con brillantes y despachó un recital que puso a todo el C Art a bailar. El carisma del grupo se hizo evidente en canciones como “Copia viva” y “La cascada de tu pelo enredado”.
“En la arena”, último single de la banda, cerró el setlist de la banda. Los Besos despidieron su show a puro baile y emoción de un público que saltaba en cada tema.
A continuación, Daniel Melero dio rienda suelta a su set techno experimental. Subido con su mesa de sintetizadores y acompañado de una guitarra, el concierto del otrora colaborador en Soda Stereo, Gustavo Cerati y otros artistas fue un cambio de ritmo a las bandas que venían sonando.
En el interín, la gente se acercaba a los puestos de comida y bebida que había en el predio y a las muestras de arte plástico que ocupaban tanto la planta baja como el primer piso. Quien escribe comió un sandwich de bondiola que tranquilamente puede llevarse el premio como no solo el mejor en calidad sino en precio de los festivales que ha recibido Buenos Aires y alrededores. Una grata sorpresa en el mundo donde las productoras buscan cada ventaja posible de un público que innegablemente está cautivo durante los shows que se realizan.
Luego de Melero, llegó el turno de Lucy Patané. Lo que siguió fue un show lleno de energía, por lejos el más rockero del festival, y con un despliegue de virtuosismo de la ganadora del Gardel a Mejor Disco Alternativo 2020 que dejó boquiabiertes a les presentes.
Acompañaron a la cantante otra guitarra, bajo sintetizado, percusión, batería, saxo y saxo alto. Fueron las saxofonistas quienes se llevaron buena parte de los aplausos por sus continuos solos que recordaban a veces a aquellos que sabía desplegar King Crimson en sus improvisaciones.
El estilo de rock folklorico y a veces hasta ranchero de Patané calaba en los huesos de un público que cada vez acompañaba y saltaba más. El cierre del show llegó con “Cinturón” y el pedido de más canciones, pero era ya la hora del concierto final.
Mi Amigo Invencible pisó el escenario a las 00:30 hs con un cambio en la formación debido a la ausencia por enfermedad de Nicolás Voloschin. “Este invierno está picante”, explicó Mariano Di Césare al público. Otro bienvenido cambio fue la aparición en varias canciones de un trío de vientos compuesto por saxo, trompeta y trombón, que tuvo a su cargo reemplazar ciertas melodías y coros que existían en las versiones de estudio de las canciones.
El setlist de los mendocinos tuvo como base su último EP, Nuestro mundo, y Dutsiland (2019), de donde tocaron “Batalla gigante” y “Loco trópico” para abrir el recital. Uno de los puntos inesperados y más aplaudidos fue la reversión de “Noches de ciencia ficción”, la balada de La danza de los principiantes (2015), que no solo involucró mayor extensión sino un popurrí de canciones nacionales en el medio: “Flaca” de Andrés Calamaro y “El fantasma de Canterville”, de Sui Generis.
El cierre del festival llegó con “Freelance”, también con una versión extendida con solos de saxo, trompeta y trombón, y para el final la melodía del sintetizador de “Eiti leda”, de Serú Girán, que culminó con el repiqueteo de batería y un aplauso triunfal.
El Festival Mutante tuvo su debut; el público tuvo otra vez un festival indie como antes de la pandemia. En los últimos años de la década de los ’10 nos preguntábamos qué era el indie. El sábado fue una manifestación de la respuesta. No es un género musical, no es una movida, es una generación y con shows como los del Mutante el indie parece haber vuelto a su paso habitual luego de dos años de impasse.