“Romántico posmoderno” de Sueño Azul: La contradicción de nuestros tiempos

La posmodernidad y el amor romántico no son cosas compatibles, sino más bien, se presentan como contradicciones. Esto, sin embargo, parece no ser una limitación para Sueño Azul que, con su nuevo disco Romántico posmoderno, encuentran una manera de acercarlos.


¿Qué sucede cuando se observa al amor romántico con ojos posmodernos? Se llega a una única conclusión y es que hay que reevaluar todo. El egoísmo, los celos, la dependencia y la idealización atraviesan toda relación y el pensamiento posmoderno llega a indicarnos que no tiene por qué ser así. 

Sueño Azul Romántico Posmoderno

Sin embargo, también hay algo que es cierto: mirar todo con críticas posmodernas sólo da incertidumbre y frente a esta incertidumbre, se recurre al amor para encontrar estabilidad y refugio. De esta manera, llega Romántico posmoderno, el nuevo disco de Sueño Azul y demuestra en ocho canciones que se puede convivir con esta contradicción. 

Este es el segundo trabajo de larga duración del proyecto encabezado por Gabriel Kerman -ex miembro de la banda Sambara- que elige iniciar con la canción “Quiero”. Aquí se plantea una historia de amor atravesada por otra cuestión también contemplada en la posmodernidad: el tiempo y su fugacidad, una idea propia de esta era, en la que sólo se piensa en el futuro y en el por venir. Kerman acá sólo refuerza esta manera de pensar: “no quiero perder el tiempo” canta, y así la ansiedad y dependencia del amor joven se manifiestan más que nunca.

El mensaje es acompañado con una melodía alegre, un juego constante entre las baterías en manos de Sebastián Mansilla, sintetizadores de Juan Saego y producción de Kerman junto a Cherno, que marcan un precedente para mucho de lo que resta del disco. Sin embargo, a continuación llega “Desobedecer”, que se había lanzado antes del estreno del álbum, y que se corre de la historia de amor que luego continuará en otras canciones.

Este segundo track llega con un tinte más político e inicia con un sample de un discurso de Trump mientras que de fondo se introducen sonidos más violentos, eléctricos y progresivos al estilo Daft Punk, sin escapar de la melodía pop. “Vamos a desobedecer / cuando nos digan cómo hacer/ cómo sentirnos/ cómo vivimos” dice Kerman en el estribillo y de esa manera, cuestiona toda lo establecido y plantea el escape, el correr por la ciudad en busca de nuevos caminos y alternativas.

“La hora” es la canción siguiente y acá se retoma el tema del tiempo, y cómo se vive con la constante desesperación de que se acaba. Sueño Azul continúa con un sonido más progresivo y agrega campanas de fondo que se complementan perfecto con la voz de Kerman distorsionada y la línea de bajo oscura de Nehuen Chumbita.

A continuación llega “Partir” que inicia con unos sintetizadores que transportan al oyente a un sonido característico del indie y de artistas como Mac Demarco. “Me dejaste hablando solo en mi jardín / yo sólo quería verte sonreir” se escucha reiteradas veces y así, la banda apela al sentimiento de nostalgia, de desamor, que va a continuar en las canciones siguientes. Por un lado, en “Del otro lado” pero con un sonido más pop de los ochenta, que la banda logra con su colaboración con el artista porteño M1guez y, por el otro, en “Trampolín”, que tiene como protagonista a la guitarra eléctrica de Martín Allende.

El disco ya está por terminar y la energía eufórica que se generó en las últimas canciones también lo hace. Llegan los últimos dos tracks que terminan por dar una sensación de relajación y ensoñación al proyecto. “Tu canción” es un poema a la idealización. “Sos tan especial que me haces dudar si no somos la misma piel” recita el cantante enamorado y cuando termina la canción se escucha en un susurro “Buenas noches” que da el pie perfecto para la última canción “Los Sueños”. Esta última es una balada en la que sólo se escucha la voz de Kerman, una guitarra acústica y grillos en la oscuridad, ideal para dormir. 

Así termina Romántico posmoderno. Un disco que recorre todo lo que nos gusta del pop y el indie. Con melodías que oscilan entre la felicidad y la oscuridad, y letras que recorren el amor y el desamor, esta banda joven nos muestra cómo la posmodernidad y sus cuestionamientos resultan en una gran diversidad que se puede encontrar tanto en las reflexiones como en los sonidos de este álbum.

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