Luego de varios meses sin tocar en la Capital Federal, la banda cordobesa presentó por primera vez en la ciudad su nuevo disco IV, mostrando su nueva sonoridad y estética rock & pop futurista.
Canciones que no digan siempre lo mismo y que eviten quedarse solo en la película. Sueños buscados en el placar y pretextos que no se abandonan. Después, guitarras distópicas y sintetizadores que ambientan la estética de un sonido anclado en el rock pero que podríamos definir, al menos por lo que transmite, como futurista. En el medio, una historia de buenos y malos momentos que no se reduce a un conjunto de letras sino a la complejidad del sentimiento que IV narra, con escenas de conflicto, encuentro, celos y deseos. Esa propuesta fue la que el público que asistió a La Tangente tuvo el gusto de disfrutar cuando los Telescopios irrumpieron en el escenario.
El repertorio seguiría principalmente el orden del álbum, con la intención de mantener la sonoridad que se consolida en el desarrollo del trabajo a través de sus quince canciones. Empezando con “Problemas”, “Superarlo” y “La mitad”, las distintas versiones de la banda se podían apreciar desde abajo del escenario. Velocidades que alternaban el pop y el rock fusionados entre el bajo y la batería, y a los costados los efectos que tanto la guitarra como el sintetizador agregaban para que el clímax sea el momento de teletransportación. Así, la lista continuaría con “Nada nuevo”, “No necesito”, “Ganas” y “Lo que tengo”.
Si el sonido de Telescopios ya generaba su propia estética, la nocturnidad de La Tangente funcionaba como complemento a esa ambientación y permitía extrapolar las canciones a la imaginación personal de cada oyente, para ver como las constantes tensiones que las letras reflejaban podían interpretarse desde la propia experiencia. El repertorio luego continuó con “La mañana” y “La misma señal”. Acto seguido, la banda se dispersó y solo quedo guitarra y voz para compartir una versión, y también la primera sorpresa de la noche, de “Voy a seguir”. En ese momento, una complicidad con el público ocurrió espontáneamente para que, segundos después, los versos finales se cantaran en conjunto.
Después de ese momento más íntimo, la banda reapareció para seguir con “Cuando pierdas la cabeza”, canción que cuenta con la colaboración de Barbi Recanati en el álbum. El repertorio de IV se acercaba a su final con “Una parte”, “El fin del caos” y “Perder cosas”, lo que motivó una serie de agradecimientos y también un aplauso reconfortante del público que estaba disfrutando el show que la banda cordobesa ofrecía. Finalmente, con “Nada x algo” la historia llego a su conclusión. Pero no así la noche, a la que todavía le faltaban algunas sorpresas.
Después de la presentación del álbum, el repertorio de La Tangente empezó a repasar distintos álbumes de la trayectoria de Telescopios y en este sentido fue posible escuchar la evolución que la banda tuvo en el transcurso de los años, desde El Templo Sudoku (2015) hasta hoy. Así, esta parte conto con versiones de “Inhumano”, “Alguien espera”, “Fucsia” y “Para Z Mall”, para luego terminar con “Tus amigos de la CIA” y “Ciudad de Tampa”. Finalmente, la banda se despediría con unos minutos instrumentales para mostrar, quizá, la esencia de esa musicalidad desde arriba del escenario.
Con buena presencia y sonido, Telescopios demuestra en sus presentaciones por qué es una banda que suscita interés en el público y también el reconocimiento de otros artistas de la escena. Con una propuesta estética que tiene evidentes influencias del rock y pop de la década de los ’80, la banda persigue una sonoridad que fusiona pasado con una propuesta de canción en la que, especialmente en los clímax, se logra ese estado de teletransportación en la imaginación que solo el sonido distópico puede generar. Así, el grupo cordobés da un nuevo avance en su trayectoria y confirma que, además de sus buenos trabajos de producción en el estudio, el escenario y sus complicidades los seguirán motivando a dar más y más.