
Terrores Nocturnos presentó “Gente en la ventana” en Uniclub
En el año de su regreso a los escenarios, la banda dió inicio a una nueva etapa. Con un álbum recién salido y un proyecto mucho más concreto, llevan una certeza: sin los amigos no se puede hacer nada.
En el corazón del barrio de Once, la noche para los Terrores Nocturnos en Uniclub comenzó con una teatralidad perfecta, digna de la casualidad que la causó. La puerta de entrada da al costado del escenario, por lo que al ingresar no se ve sino hasta llegar al borde. A sala llena y con esta particularidad a su favor, a las 21:30 hs comenzaron a escucharse campanas de las que avisan del paso del tren y posterior, el sonido de su peso sobre las vías al pasar. Cuando los últimos en llegar abrían la puerta, el aire se embolsaba y, como si estuvieran sincronizados, los sonidos se mezclaban con la entrada de aire dando la sensación de un tren que te pasa justo por delante. Con esta gran atmósfera, el telón se corrió y comenzó a sonar “Malas noticias”.
Guiados por esta melodía nostálgica por naturaleza, se abrió la noche que continuó con un repaso por El funeral de los monos (2018), su primer álbum. Una tras otra, sonaron “Pura costumbre”, “Atrás de todos” y “Todavía no”, en una versión mucho más grunge que su original y que unieron sobre el final a “Autobombas”, del último álbum. Después de siete años sin tocar, el regreso al escenario envuelve una mezcla de emoción y la sensación de que hay un tiempo por recuperar. La energía acumulada se siente en la puntualidad con la que arrancaron y en el éxtasis con el que tocaron por veinte minutos seguidos. La presentación llegó de la mano de Marcos Aramburu (vocalista y guitarrista): “No hablamos mucho nosotros, pero hoy amerita hacerlo”, dijo mientras desde el público le hicieron llegar una foto de “El Cuarti” (Marcos Delfino). Delfino tuvo un accidente en la moto el miércoles y desde entonces está internado. Fuera de peligro, el show se repensó en menos de 48hs y como no podía ser de otra forma, Santiago Napoli, amigo y productor del disco, se sumó en guitarra para sostener la fecha. Luego del relato extraordinario de la última semana, Aramburu cerró: “Sin los amigos no se puede hacer nada, esta canción va para el Cuarti”, y dio el pie para “Bajo techos”.

El punk supo ser tildado de ruido, distorsión y caos, un género que buscaba la provocación, el ir contracorriente sin profundidad ni reflexión. Terrores Nocturnos lleva el punk en la oscuridad de lo que retratan, su estilo es el de lo tétrico y la tragedia, van contra la tendencia de la ternura romantizada y sin embargo en sus letras, la oscuridad se desarma en sensibilidad. Eso es punk, hablar sobre lo que se suele esquivar: la muerte, la soledad, los accidentes pero sin caer en el hastío ni la tristeza, más bien la composición nos lleva a sentirnos comprendidos. Si, el mundo es así de terrible pero también es la crudeza que compartimos y quizás como dice el estribillo de “Semáforos”, “Encontrar personas rotas / lo va a remendar”.
La puesta en escena fue sencilla, parte de las presentaciones de Gente en la ventana van acompañadas de piezas audiovisuales que se pensaron en conjunto a las composiciones. Del resto, se encarga FLUXLIAN, definidos por ellos mismos como una “plataforma de investigación en torno a la luz”, este equipo de ninjas con linternas, autogestivos y distribuidos por el público y arriba del escenario, potenciaron la narración durante la hora y minutos que duró el recital.

Entre pogos con “El funeral de los monos”, “Semáforos” y “Muerte por teléfono”, la banda fue anticipando el final. Para el momento de “Motomensajero”, los cinco se reunieron al frente del escenario, Julián Pérez dejó la batería para tomar la guitarra y juntos interpretaron una versión acústica de la canción, dedicada al Cuarti, su compositor. Mientras la banda cantaba “Yo motomensajero soy / si lo hiciste por mí lo voy a hacer por vos / yo motomensajero soy / y todo te lo debo a vos/ Sí motomensajero soy / vos sos un poco yo, yo soy un poco vos”, se asomó por atrás del escenario un celular desde donde Cuarti se sumaba en videollamada directo desde del hospital, compartió las últimas estrofas, mientras el público coreaba su nombre.
El cierre estuvo comandado por “Las brujas”, mientras cantan que la vida es efímera, las guitarras fueron el motor que marcaron el final de la noche. Así como le tocó abrir, Aramburu se despidió: “Para mí esto fue un recital entre amigos, ustedes también son mis amigos” y concluyeron la noche, nada más que con “Terrores Nocturnos”.
Luego de un primer disco grabado y producido de manera totalmente autogestiva, años después las letras de los Terrores Nocturnos siguen girando en torno a los mismos temas, sin dramatismo y con naturalidad. En una fecha esperada por años, con un accidente coincidiendo esa misma semana, la banda nos habla de los terrores cotidianos: la muerte, la incertidumbre, la crueldad de la realidad y los amigos, como una fuerza imparable que aliviana el mundo.