Luego de la presentación de su segundo álbum, y una gira local e internacional en curso, la artista cordobesa regresó al mítico espacio de Palermo para presentar sus nuevas canciones y ofrecer a su público una noche íntima de muchas emociones.
Captar la esencia de aquello que no se repetirá dos veces, pues de eso se trata aprovechar la ocasión. Sino estamos presentes, ¿Cuál sería el sentido? Los fragmentos de Magōkoro en palabras y voz de la escritora Flavia Company fueron el marco adecuado para que la noche lentamente comenzará a ambientarse con la intimidad, sensibilidad y profundidad que sólo caracteriza a las ocasiones especiales, esas que deben aprovecharse como público para escuchar aquello que una artista tiene para expresar. Una ocasión para estar presentes, una vez más, y disfrutar a Paz Carrara arriba del escenario de Niceto Club.
La noche comenzaba con el primer track de Todo vuelve al punto de partida, “Primer encuentro”, un relato del nerviosismo y expectativa que generan los primeros cara a cara por fuera de la pantalla, para continuar con la ternura de “Ancla” y la primera temprana invitación a Tomás Ferrero, integrante de Rayos Láser, para interpretar “Perdón”. La emotividad ya podía verse en la mayoría de los rostros bajo el escenario que, por algún motivo, parecían ver sus propios sentimientos a través de la voz de Paz. Seguidamente, “Coincidir” y “Tenerte cerca” acercaron la sensibilidad hacia un ambiente que tomaba un giro más intimista para la segunda invitación de la noche, en la que junto a Florián interpretarían una linda versión de “Panamericana”, para que luego el show cerrará una primera etapa con “Tarde”.
De repente, el escenario tomó una forma distinta con la única presencia de la artista y su guitarra. Con la profundidad, ternura y transparencia que la caracteriza, Paz se propuso dar un paso más hacia esos corazones conmovidos cuando toco las primeras notas de “Domingo”. Niceto se silenció para acompañarla en su emoción. Si las lágrimas eran difíciles de disimular, la invitación a Chechi de Marcos para cantar a dos voces “Algo está pasando en mi interior” no pudo contener el merecido aplauso por ese momento. Muy conectada con su público, Paz dio gentilmente el lugar a que la próxima canción la elijan esas mismas personas que la estaban acompañando. El resultado fue “Jardín”. Pero esa no sería la única sorpresa.
En el medio de Niceto, las guitarras acústicas de Diego Mema y El Cofla capturaron circularmente la atención de la gente. Acto seguido, Paz sumaría su voz y guitarra para interpretar una hermosa versión de “Centenios” y “La lluvia”, regalando, quizá, el momento de mayor intimidad y complicidad con un público que disfrutaba y se alegraba por ella. Una conexión lograda solo por una persona que de alguna manera encuentra a través de la música la capacidad para hablarse y hablarle al corazón.
Luego de ese bellísimo momento, la banda se reincorporó al escenario para tocar “Te fuiste”, “Siento que se me escape” y “Liberarme”. La historia obviamente debía continuar. Aunque, ¿por qué no podía ser bailando?. Entonces, sería la oportunidad de que esa expresión más funk de Paz se sintiera desde el escenario. Con actitud y ritmo, “Las converse” y “El show” fueron el componente vibrante que motivó la euforia del público bajo el popular cántico de “no nos vamos nada”, y también la señal de que el final, lamentablemente, estaba cerca. Sin embargo, la noche no podía haber terminado sin dos hits del repertorio de la artista cordobesa: “Radar” y “Por qué te quiero tanto?”. Así, con un aplauso prolongado y varios rostros conmovidos, no había duda que la premisa que había dado inicio al show se había cumplido. La ocasión se había aprovechado.
Tener la oportunidad de escuchar a Paz Carrara es tener la ocasión de ver cómo la música puede representar mucho más que disfrutar una linda canción. Hay personas que por su esencia y genuinidad logran construir un vínculo con las personas que trasciende la figura del artista, porque se convierten en identidad. Se trata de tener la capacidad de reflejar como otra gente se siente o lo que le está pasando, aunque no sea la búsqueda original. Esa capacidad casi inconsciente para reflejar el sentimiento, las alegrías y angustias de quienes la siguen es sin duda la virtud que Paz expresa arriba del escenario. Lograr, aunque tal vez no se lo proponga, esa empatía a través de sus canciones, permitiendo que quienes la escuchan tengan un espacio, quizá el único, para identificarse con sus expresiones. Ese don tal vez sea la explicación por la que el show de la artista cordobesa haya sido, una vez más, una ocasión especial que pudimos aprovechar estando presentes.
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