Somos 2 es, sin duda, uno de los mejores álbumes de este 2021 y su estreno en el escenario era tan ansiado por la banda, como por sus fanáticos. Así, en dos fechas agotadas en Camping, presentaron el disco por primera vez.
Fin de semana, sol y música en vivo. No se necesita mucho más para un buen plan de fin de semana.
Ni hablar cuando la música en vivo es de una de las bandas más prometedoras de la escena del indie: Melanie Willians junto al Cabloide, compuesta por Caco Mazzotta en bajo, Pili Fernández e Ivanna “Chipi Chipi” Paula en guitarras, Lucas Galiñanes en batería y Paola Maiorana en teclado.
Estos fueron los seis artistas que salieron de una especie de torre ubicada en el medio de Camping mientras que las cervezas y los Aperon Spritz iban y venían. Cada uno vestido como se le da la gana: Melanie, por ejemplo, eligió una especie de traje punk negro, mientras que el guitarrista Pili optó por un jardinero.
Un conjunto de estilos diferentes que daban una frescura indudable y transmitían sin querer esa imagen de espontaneidad de que no son más que un conjunto de amigos que se juntaron a tocar. Este menjunje de estilos se tradujo, en la siguiente hora, en lo que íbamos a escuchar, música con diferentes energías, única, inesperada, y con y sin sentido a la vez.
“Que bueno que ahora podamos tener show así durante el día, antes era todo a la noche…oscuridad, éramos vampiros”, dice Melanie para dar inicio al show y, sin siquiera tocar la primera canción del día, le dio la bienvenida al primer invitade: Marico Carmona.
Empiezan con “Número Pri”, una canción de Compresión1, el primer disco de los artistas y una excelente decisión para abrir el show con movimiento, dándole un mimo a aquellos fanáticos que los conocen hace rato. En la mitad, Carmona interviene y recita las palabras del sample de la canción original.
Continua con “De nadie”, un sencillo estrenado en el período de cuarentena más estricta de 2020 y una de las canciones que forma parte de Somos 2, el disco estrenado este 2021.
“Es la primera vez que presentamos en vivo el disco” explicó Melanie ubicada en el medio del escenario frente al teclado y presentó así la próxima canción, la homónima del álbum.
“Dámelo ya” fue la siguiente del setlist, la “más chiquibaby” según la frontwoman y después llegó “Pepa 1”, la canción bonus del disco y una de las más manija también.
Para esta canción, que tiene un especial protagonismo en la batería, Williams no se pudo resistir a tocar ese instrumento que la caracteriza. Agarro los palillos y fue a “molestar” a Lucas Galiñanes, con quien terminaron tocando la batería al mismo momento de una manera icónica y divertida.
Esa fue la señal para que Galiñanes se levante y abandone el escenario: era el turno de Melanie en la percusión. Empezó “Intro”, una de las canciones más ciclotímicas del álbum, llena de cambios de tempo que hicieron bailar al público.
Luego fue el turno de “El japonés”, que contó con la presencia de Mer Sevares, presentada como Arbolado Lunar, que recitó la poesía final contenida del tema: “Una de las experiencias más hermosas que podemos tener es cuando recibimos una prueba de que no estamos solos, de que hay mucha vida más allá de nuestro plano físico de existencia. Y sobre todo cuando esa prueba viene de seres de luz”.
“XXX” fue la siguiente canción que también contó con un poeta inesperado, uno “oculto” según Melanie: el guitarrista Pili Fernández que intervino al final de la canción y se deslizó naturalmente en la instrumental.
Luego, llegó el momento de “5A”, una de las canciones más reconocidas de la artista y se notaba en el público, que tímidamente acompañaba a la artista en la letra.
“Bueno, llegó la última canción del día y es la última en serio, no soy como los que dicen que se termina y después no se termina” dijo Melanie haciendo reír a su banda.
“Vamos con ‘Aguante mi abuela’, ya saben para quién es”, añadió y empezó a tocar la última canción del recital, también conocida como “Sueño realidad”, que tuvo un increíble solo de “Chipi Chipi”.
Así de inesperados como llegaron, se fueron pero la energía quedó en el aire y no se iba a ir. Todos se fueron con una sonrisa en la cara: se respiraba ese aire de que el día recién estaba empezando y qué mejor manera de empezarlo así.