
Meien lanzó su disco homónimo: una experiencia sensible de autodescubrimiento y despojo
Meien, antes conocido como Melanie Williams, presentó su disco homónimo, donde en cada tema se devela la identidad despojada y cruda.
Meien por Meien: Melanie Williams volvió a nacer bajo la nueva identidad de Meien. Su disco homónimo es un viaje ecléctico hacia el autodescubrimiento y la entrega despojada de un artista que se reconoce en lo múltiple: la multiinstrumentalidad, la experimentación de géneros y la confluencia de lo digital y lo analógico.
Si en TReSMO (2023) la multiinstrumentalidad sonora buscaba la introspección inmersiva, en Meien (2025) busca el afuera mostrándose visceral y auténtica. Lo hace resignificando múltiples influencias del palo del rock progresivo y psicodélico.
El disco cuenta con colaboraciones de músicxs de la escena nacional: Marilina Beroldi, El Príncipe Idiota, El Mundo Limón, Mario Breuer y Tomy Sainz.
“Hyperespacio”, junto a El Mundo Limón, abre el disco como una onda expansiva de aires suaves y crudos que generan contraste. Por un lado, la sutileza de la voz, el sinte y la guitarra. El golpe seco de la batería, por el otro. “Ya nada nos puede parar / vamos viajando”.
El segundo tema, “Decilo”, lo co-protagoniza la rockqueen Marilina Bertoldi: una invitación cómplice a ser honestxs desde un sonido desafiante y motivador con reminiscencias del rock progresivo.
La interpelación directa se desdibuja a través del sonido onírico y frenético de “Navegando”. En esta canción junto a El Príncipe Idiota, lo electrónico y lo orgánico se unen y potencian logrando un tema indie pop-rock-hyperpop de ensueño donde se le permite a la nostalgia “vibrar alto”. Mariano Di Césare canta al final “Una parte de mí es mejor si es de los dos”, y da paso a la voz de unx niñx que viene a contarnos algo.
En “Aquafym” todo parece aquietarse y moverse en lo profundo de un viaje interior guiado por la sonoridad inmersiva del sinte y la franca voz de Meien. El tema cierra con un poema recitado por Mario Breuer que invita a reencontrarnos con la tribu.
“Tai” irrumpe a mitad del disco con un sonido rápido y divertido de la mano de Tomy Sainz, cerrando así la seguidilla de colaboraciones. Un tema con elementos electrónicos y fuertes influencias del funk. El más bailable del disco.
El eclecticismo no sólo está visible a través del trabajo conjunto con colegas, sino que puede apreciarse también en las últimas canciones- composiciones multiinstrumentales de Meien-: “Puerta sombra”, “Existiendo” y “Flotando en mi habitación”. A lo largo de todo el disco se toman influencias memorables de la historia del rock, creando un universo nuevo con tintes analógicos. Podemos encontrarnos con la psicodelia de The doors, el riff de Led Zeppelin, un sinte pinta un paisaje a lo Tame Impala y más.
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