Dos minutos son suficientes para prever que el título de su nuevo trabajo, Espectacular, sirve de definición para esta nueva era.
“Estoy en la tierra de las oportunidades”, se presenta Marttein en su nuevo sencillo “Superofertas”. Pero no se detiene a ver cómo estamos, en qué andamos: toma un trago, observa la mañana, se sube al auto y el chofer le cierra la puerta. Este nuevo personaje patea la puerta, no se molesta en golpear. Se cree superior al resto, siente rechazo por los que no son como él. Consume las mejores marcas, se da todos los lujos.
Marttein no es un artista fácil de definir, porque no se centra en un estilo o género musical único, y todos los hace a la perfección. De tango a electrónica, de electrónica a pop, el cantante nos hace girar sin marearnos, y nos deja, en cada ocasión, con ganas de más.
Como no podía ser de otra manera, el material visual es un cinco estrellas. No deja de sorprender la atención al detalle, la pasión por las referencias a íconos del cine como son el personaje de DiCaprio en El lobo de Wall Street y el tan ¿alabado? Patrick Bateman de Psicópata americano. Con una sonrisa, expresiones y movimientos que denotan estudio y entrenamiento que quedan grabados en la retina, pareciera que estamos frente a un Joker o un tipo que se cree El rey de la comedia. El contraste con el protagonista de su álbum anterior es fuerte. Un álbum que produjo su propia pieza audiovisual (Marttein: una película argentina), y que dialogó con grandes películas como lo son Pizza, birra, faso (dirigida por Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano, 1998), Sur (de Pino Solanas, 1988) y Tony Manero (de Pablo Larraín, 2008).
Este hombre disfruta de su oficina, jugando al golf, mientras que detrás de la puerta los empleados se tiran de los pelos y se frustran. El personaje fuma, ríe y toma. Pide que lo hagan ganar “un poco de teca” (la conexión con el lunfardo no se borra), a los gritos, a toda costa. En una escena musical donde muchos artistas parecieran estar tan arraigados a la cultura norteamericana, con sus marcas y palabras en inglés, es esperanzador y admirable la presencia de palabras cotidianas. Da orgullo que un artista tan joven complemente así su obra, con un lenguaje y una prolijidad que no hay que pasar por alto.
La idea del fracaso que nos pintó su álbum homónimo publicado el año pasado queda atrás. ¿A dónde habrá ido a parar el rubio, aquel ente que se arrastraba por la noche porteña? ¿Se habrán intercambiado los roles y ahora tendrá plata pero le faltará amor? ¿Ese al que le faltaba plata pero tenía amor, habrá salido adelante? Por suerte falta poco. Con suerte el 25 de julio nos enteraremos qué le deparó al rubio, y qué nos viene a contar esta otra figura.
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