Con tres fechas en el club Deseo, Saramalacara consagró a una multitud en la bienvenida a su culto.
El pasado 26 de junio Saramalacara cerró un ciclo de tres eventos que agrupó bajo el título de “La trinidad”. Con un elenco único de invitados que enriquecieron su universo y mitología desde distintos ángulos en cada fecha (Estratósfera, El Doctor y Taichu respectivamente), la artista arrasó con su ciclo de shows. Con un nuevo disco en el horizonte y una sucesión de singles desde su última presentación en el C Art Media, las presentaciones eran una deuda pendiente.
Hotcore
Después de una entrada en calor con un dj set de la mano de Maja y Okte, Taichu hizo presencia en el escenario de Deseo para poner en marcha la noche. En una infusión de trap y reguetón que dió por bautizar como “hotcore” (mejor forma de definir a la artista), repasó sus mejores hits de Rawr (2023) así como varios singles anteriores como “Tolkin shit”. La facilidad de la diva under para movilizar al público es más que admirable y en pocos minutos supo crear un ambiente de club.
Tanto Rawr como los singles de Taichu tienen esa mezcla de pulsiones que la vuelven inevitable. Del candor sexual que irradia con su sola presencia al aura de oscuridad que desprende tanto por lo alto como por lo más bajo, de “Noche de sateo” hasta “Tu si k ta loko”, el show se convierte en una experiencia catastrófica al mejor estilo Climax (Gaspar Noé, 2018). La performance no se cierra en la interpretación de sus temas sino mas bien en su reinterpretación y en la presencia imposible del cuerpo sobre el escenario. El experimento por reversionar su esencia hacia los climas del techno no solo resultó exitoso sino impresionante.
La afinidad entre Taichu y Saramalacara se reafirma en esa insolencia con la que cantan y ese reconocimiento casi caprichoso de saberse deseadas. Esa es la base constitutiva del hotcore, bandera que Taichu levanta y grita sin pudor en Rawr. Más adelante en el show cantarían el resabido feat “Water”, pero no resulta necesario a esta altura para entender que ambas artistas navegan en el mismo barco.
La trinidad
La trinidad como concepto encaja perfectamente en el universo que Saramalacara construyó en su primer álbum, Heráldica (2024) y amplió en Heráldica+ (2024). Entre el imaginario religioso y la pregunta sobre la nueva identidad de Dios en los tiempos digitales, la artista se permitió crear un mundo donde el shitposting convive con los blasones y el arte sacro. De esta manera terminó de cultiva su “culto”, palabra que tanto ella como sus seguidores usan para definirse.
Su presentación no se hizo esperar más de la cuenta ya que al poco tiempo de la despedida de Taichu comenzó a sonar “INTRO_” que rápidamente encadenó con “Más feliz”. Y aunque pudo detenerse en los mejores temas de Heráldica, dio lugar a la presentación formal de su último material. Así sonaron por primera vez en vivo “Aura talk”, “Fotolove!” o “Contacto visual” a la par de clásicos suyos como “Guchi polo” o “BBYNOSE” para un público que, por supuesto, cantaban de memoria.
Con la presencia sobre el escenario de Taichu para “Water” y Zell en “Aura Talk”, el show resultó redondo. Frente a un público enloquecido que seguía pidiendo más concluyó, sin embargo, en un final incierto, ambigüo. La presentación estuvo teñida de una sensación oscura, casi nostálgica por momentos: “Bienvenidos”, comentó después de algunos temas, “a esto que también es una despedida”. ¿Será el cierre de una etapa? Los rumores de un nuevo disco parecen cada vez más ciertos en la medida que Saramalacara comienza a dejar atrás los looks medievales hacia un estilo algo más oscuro. Sumado a eso, sobre el cierre del show la pantalla parpadeó brevemente bajo la frase “Mataderos álbum”. De cualquier forma, esta última presentación supuso tanto un punto de quiebre como de partida para su trayectoria.
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