La banda llegó al Microestadio Atena de la ciudad de las diagonales para presentar sus dos discos.
Nafta volvió a La Plata para hacerles sentir algo a las tres mil almas que estaban en el Estadio Atenas de la plata, en su primera vez presentando sus dos discos (la presentación de NAFTA II había sido el año pasado en el Teatro Opera). Con entradas agotadas, sigue la gira donde la banda muestra por qué es de las más importantes en el panorama de la música actual.
Después de una semana de mucho frío en la ciudad de las diagonales, el clima mejoró el sábado y estaba perfecto para la ocasión. La gente espera de la apertura de puertas mientras escucha la prueba de sonido. A tanta gente ha llegado Nafta hace imposible encasillar el público, desde las parejas, amigos y muchos niños que acompañan a sus padres.
El estadio Dante Demo se terminó llenando unos veinte minutos antes de que empiece la banda. La gente aplaudió ansiando la presentación hasta que llegó el momento mágico donde quedó todo negro. Con un juego de luces, Nafta subió pidiendo el agite de la gente con sus manos.
Comenzaron con una segura, “A salvo”, que arranca Nafta II, con la luz hacia el público, sus aplausos y un canto a todo pulmón del poderoso estribillo. ¿A qué suena el groove? Nadie puede responder de manera segura. Una aproximación bien argentina es Nafta y en cada lugar que tocan lo confirman.
La banda siguió con “Hasta que te vas” y la dulzura de su flauta y “La vida que soñé”, entre luces rojas seductoras. Con un bajo de Brian Vainberg tan grave que hacía vibrar el piso y te erizaba la piel, y la primera entrada de Guillermo “Willy” Avender en el ewi.
El público acompañó cada canción con euforia, siguiendo con “El enrosque” y “Menos mal”. El encanto que transmitió “El tren” gracias al saxo, la base y los samples, convierte a una canción que en el disco sirve de intervalo a otra en el vivo tiene mucha más vida.
El show en La Plata siguió con “La espera” y la fuerza de An Espil en “Vos no”, que dejó al público extasiado de más y siguió la introducción de carreras para “Sin un peso”. Este bloque fue cerrado por la angelical “Un milagro”, con las luces blancas apuntando a las tres voces de Abril Olivera, An Espil y Magamo con coros cuasi góspel.
La explosión de la gente fue con la guitarra de “Andate”, coreando todo lo que sale del instrumento de cuerdas en las manos de Magamo hasta que hubo un desmayo. La persona en unos minutos se despertó a lo que el músico bromeó con la canción: “Menos más que no fue lo único que escuché de su boca”. Y va de nuevo, el público salta y el Atenas es una fiesta.
Con las palabras seductoras empezó el siguiente bloque: “Vamos a bajar un poquito”. Luces solo por la espalda para “A mi lado” y la emoción a flor de piel de “Duele”. Una precisión para cada canción pero manejada con altruismo desde el disfrute de lo que hacen arriba.
El momento mashup de las grandes voces de Abril Olivera y An Espil llegó de la mano con sus canciones propias. La primera con “En algún lugar” y la segunda con “ilusión”. Sin pausas entre canción y canción siguieron con “Ya es tarde” y “Monumento”. Luego del ya típico: “Olé, olé, olé olé / Nafta, Nafta”, se dio la versión de “Unos días más”, la versión de El Auelo en voz de An Espil.
Siguieron con “La carta”, “Mejor” y la versión minimalista con samples, la guitarra y el eco de las voces de “Perderte”. Después, la banda desplegó toda su dimensión sonora en la interpretación de “Vení mirá”. El humo del escenario se fusionó con el del público para “Potra”, con todo el lugar a ritmo de la música cantando el estribillo y siguiendo el saxofón: “Porque de este mundo no es, de este mundo no es / algún error debe haber”.
El cierre de la velada fue a puro baile gracias a “Quiero verte”. Se despidieron de un público que lo dio todo por esa noche. Repasaron sus dos discos más los medleys, si tuvieran más seguramente seguirían, pero con todo lo que entregaron ya es suficiente.
Nafta conquista los lugares. Con esta gira están tratando de llevar su música a diferentes lugares del país, está ocasión fue La Plata, luego Mendoza, después quién sabe, por ahora tenemos que disfrutar su magia en todo su esplendor.
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