En su segundo disco, Mariana Michi crea sus propios sonidos y samplea otros para conformar una sonoridad única.
El primer álbum de Mariana Michi, Cayó el valiente (2018) comienza con “Ruidos programados” que, contrariamente al resto del disco, está lleno de baterías electrónicas y arreglos sintetizados. Esta estética más artificial es la que predomina en el segundo trabajo de Michi, Hijo de campeones, que abandona casi en su totalidad las guitarras acústicas y el calor de lo orgánico de su antecesor.
No es casualidad que ambos títulos estén en género masculino. En ambos LPs, la artista trata temas como mandatos familiares y obligaciones que cumplir, y así lo sugiere la tapa de Hijo de campeones, una foto seria y tradicional, casi anacrónica, en la que posa ella junto a sus dos hermanos, Laura y Alexis.
Dos guitarras levemente descoordinadas y un colchón sintetizado dan inicio a “Ilusión tauro” y nos cuentan de qué va todo esto: teclados fantasmagóricos, guitarras extrañas y bases percusivas electrónicas, sin abandonar las fascinantes melodías vocales a las que la cantante nos tiene acostumbrados.
Como una ráfaga de hits llegan los tres sencillos lanzados: el humeante “No sentir nada”, el tribal “New Age” y el hit bailable “Ir al cielo”. Una atmósfera algo psicodélica (y beatlera) resuena en la seguidilla, con guiños tímbricos al famoso mellotrón, el primer sampler, creado en los años sesenta.
Los hooks pop de Michi se dejan ver con toda claridad en “Enero”, un dancepop bien marcado gracias al bajo octavado y con una onda canchera a lo Bandana. La canción, además, cuenta con el feat. de Rocío Iturralde, su compañera en Miau Trío.
El disco culmina con “Borracheira”, sin dudas el más extraño de todo Hijo de campeones debido a los efectos en la voz y los hihats símil trap. Los sonidos en reversa dan escalofríos hasta la entrada de una cálida guitarra y un ritmo caribeño. Michi cierra cantando: “Nadie sabe a dónde vamos / sé a dónde va mi corazón”.
Podés escuchar Hijo de campeones y más de Mariana Michi en Spotify.