fermín durán dónde está

El intimismo de Fermín Duran en su álbum debut

Desde zona oeste, Fermín Durán debuta con ¿Dónde está?, un álbum solista que coquetea con el jazz desde la intimidad del hogar.


¿Dónde está? es el disco debut de Fermín Duran y, a la vez, un interrogante que lo atraviesa como eje conceptual. La pregunta es fundante y a la vez tracciona el álbum en la medida que interpela al que esté del otro lado, acicateando permanentemente con la duda. La búsqueda se siembra desde el primer instante y se propone como signo del artista y la obra. La cuestión, verdaderamente, no es tanto qué se busca sino por qué.

En una fusión inesperada entre jazz y manso indie, ¿Dónde está? se revela íntimo y desenfadado. Instrumentos apocados pero precisos, largos solos que sientan el tono y una voz que pega desde lejos son las bases fundante de un primer disco como solista en donde Fermín se muestra dubitativo e incómodo frente a la caterva del mundo exterior. Frente a esta hostilidad, su respuesta es inmediata: replegarse sobre sí.

De este modo, ¿Dónde está? nace no solo de una poética que apunta hacia dentro, sino de una espacialidad marcada por los espacios interiores. Frente a los rigurosos ríos y montes mendocinos que arrastran grupos como Usted Señálemelo, Fermín localiza ese vínculo con la naturaleza en una reducción (con)urbana de patios y jardines. Prácticamente todo el álbum está minado de naturaleza pero desde una óptica minimalista y hogareña.

Una búsqueda

¿Dónde está?, propone desde el vamos una incomodidad que hace el trabajo fino de la erosión. “Evocación” es el tema que abre el álbum. Tanto el título como su larga instrumental sientan un ambiente, preparan para un dolor que va a empezar a arder con el pasar de los minutos. “Al final, mi amor / los sueños me guían / me cuentan la vida“, canta hacia el cierre. Hay un vínculo indisoluble en Fermín entre la experiencia subjetiva y el influjo de la naturaleza, que se yergue casi como mística frente a la vida.

Esta unión revela una entrega a las circunstancias que lo salvan de esa angustia o melancolía introspectiva tan recurrente. En ¿Dónde está? el dolor pega diferente. “Los tiempos cambiaron” o “Nada podré hacer” revelan, en giros que no dejan de recordar a la música de Spinetta, un búsqueda deliberada por cesar. Las letras son brevísimas, más poemas que otra cosa. En un ademán similar al refrán “menos es más”, Fermín abrevia todo lo que sobre, se recorta sin pensarlo dos veces hasta llegar a un mínimo irreducible. Lo esencial, lo que es él en su intimidad más desnuda, se esfuma entre las flores, el patio y la luna.

Sin apelar a golpes bajos o espacios comunes, Fermín hace trabajo de hormiga y en unidades mínimas siembra un espacio abierto pero asfixiante. Frente a la inmensidad del mundo, se siente ínfimo y desde ese lugar canta. Verso tras verso, la pregunta que recorre el álbum se va cargando de significancia y empieza a generar ese dolor tan difícil de explicar, tanto físico como abstracto, ilocalizable.

Tu jardín

No es sino hasta el final del disco, una vez entrados en confianza, que revela un dolor más personal, menos abstracto. Cuando uno llegó a formularse un quién y un por qué de la búsqueda, cuando el ambiente oscuro y vibrante de esa naturaleza ya copó la cabeza, cuando finalmente nos redujimos a esa indefensión, Fermín se abre.”Paseo” es el interludio del álbum en tanto separa ambos actos. En una instrumental jazzera sienta el tono para hablar de su búsqueda y exponer todo lo que fue escondiendo a lo largo del álbum en sus versos mínimos

Con reticencia, fue dejando entrever un vos con el que dialoga canción tras canción, un otro al que se dirige con dolor pero sin caer en el patetismo. Y es que la tristeza de ¿Dónde está? no radica en una tragedia, sino que está tácito en la reducción desapegada y el plegarse sobre sí. Es una tristeza silenciosa. Es el vos al que le canta “Si llegara a regresar / a tu jardín / el agua podría tapar / los pensamientos” en “El jardín” (astutamente camuflado detrás del pronombre personal “el”, que rápidamente sustituye por el posesivo “tu” tan pronto como arranca el track).

“Miranda” es el centro en torno al cual orbita ¿Dónde está?. Cantada como un recuerdo, llena los espacios vacíos que todos los “vos” catafóricos del álbum y lo resignifica. La incertidumbre se borra, aunque sea momentáneamente, en su figura. “Miranda sabe bien / lo que me pasa últimamente / me dice lo que siente“. Rápidamente se explica el por qué de ese hermetismo con el que nos fue mostrando poco a poco su mundo. Hay un desgarramiento en lo más hondo de sí que lo empuja a donde está.

El mundo que vamos a hacer

Pareciera que la distancia y el gesto diminuto de su poética esconde una imposibilidad de decir (o la confrontación con algo indecible). El personaje de Miranda cumple la función de dotar de sentido y, no menos importante, es capaz de poner en palabras todo lo que Fermín no. Así se contrapone el “Miranda sabe bien / Los días nunca nos mienten (…) Y me habla siempre / del mundo que vamos a hacer“, frente a su “Y en el silencio de esta mañana / oigo palabras que no encontraba“.

Así, la pregunta no apuntaría a la búsqueda de alguien, una búsqueda exterior, sino de un modo de decir, una búsqueda interior. ¿Dónde está? no dispara hacia fuera, a un amor perdido, sino hacia dentro, una explicación que él mismo se exige sobre todo lo que no puede ser dicho.


Escuchá ¿Dónde está? y más de Fermín Duran en Spotify o a continuación.

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