carolina durante elige tu propia aventura

Carolina Durante – “Elige tu propia aventura”: los problemas de una generación vacía

La banda madrileña nos trae su trabajo más maduro en letras y sonido que responde ante el clima social de la vida actual.


Con un cambio de dirección en el timón que no llega a ser de 180°, Carolina Durante arremetió con su tercer disco Elige tu propia aventura, que se siente diferente y fresco. La banda española formada Diego Ibáñez (voz), Martín Vallhonrat (bajo), Juan Pedrayes (batería) y Mario del Valle (guitarra) cuenta con letras más personales sin tanto escupitajo, reflejando y reinterpretando el contexto actual.

El cuarteto madrileño está en un punto de inflexión de su vida que se nota. Un contexto social donde hay problemas en el trabajo y vivienda, problemas de identidad en las representaciones políticas, crisis generales y más. Todo este ambiente repercute en el disco indirectamente, sin entrar en un cinismo plano que no tiene nada para decir.

El fin de los sueños para una generación vacía. Estamos mal, sí, pero trataremos de responder y salir como podamos. También hay decepciones, errores, alegrías. Elegir tus propios caminos en la aventura, tomar decisiones, ya sean buenas o malas.

El cambio del sonido en Elige tu propia aventura le dio un aire fresco a Carolina Durante. Pudiendo sacar un Cuatro chavales 2 y volverse algo rutinario, hay unas series de capas y nuevos elementos que lo hacen diferenciarse. Mucho de esto gracias al toque de productor del disco Ali Chant, ingeniero de sonido que trabajó con bandas como Yard Act, Dry Cleaning o Do Nothing. Hay espacios para las melodías, toman riesgos más grandes y se nota en cada escucha del disco. Un aspecto a destacar es el canto de Diego Ibáñez, que ya no grita tanto ni pronuncia en mayúsculas: se nota una búsqueda melódica y relajada.

Se nos presenta este personaje autodestructivo en “Joderse la vida”, primer track de Elige tu propia aventura. De forma directa, nos va relatando esa vida que lleva: Me vienen a casa todos mis amigos / me dicen que solo me miro al ombligo / les digo: “lo siento, pero he decidido / joderme la vida, que es más divertido”. Una bola de nieve que se va construyendo a ritmos acelerados y guitarras distorsionadas: “Si veo algo / bello, me giro y no miro / si encuentro mi sitio, recojo y me piro / si siento alegría, palazo y al hoyo”. El anterior disco comenzó con “Cuatro chavales”, una autoparodia sobre cómo los representaban los medios de comunicación; esta vez, es una cachetada cruda introspectiva y directa, con mucho del sentimiento humano sin perder ese costado irónico.

La crecida de la primera canción desemboca en la catarsis destructiva de “Normal”. Un hit hecho y derecho junto a Rosalía, que no desentona nunca en nada de lo que hace. Una explosión poprockera que les queda bien a ambos más un estribillo con ganchos y coreable para el público: Ya lo sé, estuvo mal / fatal / yo también me odié / normal”.

“Tomé café” es el reducto desaforado punk de 1:40 del disco, con un bajo muy sucio y saturado que queda muy bien. Nos presenta a este personaje desenfrenado por la bebida, pero que no puede tampoco disfrutar de algo tan simple como un café sin pensar en la productividad, la energía que genera y un sistema que te pide más y más cada día.

“San Juan” debe ser la canción más emotiva que escribió la banda hasta la fecha. Esta podría representar ese largo ciclo de cambios entre el primer sencillo “La noche de los muertos vivientes” (2017) a donde están hoy. Los instrumentos de viento, cómo la banda toca los arreglos y cómo suenan éstos. Quiere que nos sintamos melancólicos, hay un deje nostálgico en el aire y de emoción que se funden en la guitarra del final con los sintes: “Al salir del cine dijiste esa frase / que siempre encuentras algún motivo / para no suicidarte / lo dijiste medio de coña”.

La bella calma de “Verdes, césped” nos plantea ese sufrimiento que no se va de las relaciones y replantearse. Esa calma se va en el pre estribillo, donde esa efervescencia estalla: “Tus recuerdos como moscas / no me dejan nunca en paz / sobrevuelan mi cabeza / se posan y luego se alejan”. Ese mal pasado que acecha también lo vemos en el amor fugaz de “Misil”, la lógica dual de lo interno y externo de “Monstruo” o la constante falsa felicidad obligada del sistema de hoy en la juventud en “Dios plan”.

“Elige tu propia aventura” guarda ese mensaje importante que quiere dar Carolina Durante con su canción más rupturista, con una esperanza representada en ese momento de liberación llevado por los emotivos vientos del final. Entre referencias a Madrid y sus bares, “Tempo 2” es el eslabón español perdido de la música británica. La más bailable del disco, muchos ritmos marcados por la guitarra, pareciera como si fuera un juego.

“Hamburguesas” los pone cara a cara con sus demonios: “He vuelto al agujero del que te hablé / sigue todo igual de negro que la última vez”. Tratando de encontrar el sentido de la vida en cosas más efímeras, como las hamburguesas o el fútbol, terminando con las olas, el invierno y hasta hablando con su pasado en “En verano”, con los paseos y las gaviotas: “Sé que esta vez no vendrás a salvarme / sé que esta vez saldré solo / porque fuera hay cosas preciosas / hamburguesas, el fútbol, mi madre”. Una construcción musical que va aumentando haciendo cada verso más poderoso, hasta terminar nombrando en modo de ironía (o no) el mito de Sísifo. Rechazando esa idea de rendirse y de que si van a salir del aguero, lo van a hacer por sí mismos: “Yo confío en salir de este hoyo / Sísifo me come la polla”.

El “Interludio” es la versión más despojada y minimalista de Carolina Durante en todo Elige tu propia aventura, se abre el corazón para plantearnos su incomodidad sentimental. “Probablemente tengas razón” es el fin introspectivo del disco. Tomando la figura de una relación que va terminando para poner en foco todos sus problemas, tratar de entenderlos y aceptarlos en un final instrumental que le pone el broche final al álbum.

Elige tu propia aventura es un reflejo transversal sobre los problemas indirectos de un sistema sobre una generación, la rapidez y la inmediatez de las cosas, las relaciones sociales y cómo se construyen. Carolina Durante supo reflejar esto de una forma más intimista y cruda, sin perder esa chispa, madurando como personas y como músicos, que sin quedarse en su molde ni su nicho, salieron para poder experimentar con más cosas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Deslizar arriba

Hola! Si querés utilizar esta imagen, escribinos!