
A puro derroche: una noche con Marttein en Vorterix
El jueves pasado, Marttein debutó con un primer Vorterix repleto para la presentación de su trilogía Espectacular.
“Bienvenido a la tierra de las oportunidades”, auspiciaba Marttein en redes sociales de cara a su show en Vorterix. “¿Preparado para cambiar tu vida?”, preguntaba con arrogancia. Atrevido, irreverente y hasta grotesco, a días de su show salió a recorrer microcentro postrado en una guillotina bajo el slogan “SE VENDE LA ARGENTINA”. “Vendo vendo vendo la Argentina, señoras y señores, vendo completita la Argentina; vendo Misiones, Córdoba…”, auspiciaban a su paso. A caballo entre el humor amargo a lo Capusotto y una estética noventosa que recuerda tanto a Patrik Bateman como a la fiesta menemista, Marttein se preparaba para dar el mejor show de su carrera.
En una primera presentación de la trilogía compuesta por Marttein (2024), El marrón (2025) y Espectacular (2025), el teatro Vorterix se sumergió en este mundo oscuro y perverso por una noche. Recibiendo al público se ubicaba en medio de la entrada una pancarta que rezaba “Unidos x el Marrón” y arriba, junto a los baños, un altar a esta figura de culto. El escenario, repartido en tarimas escalonadas, insistía en esta idea.

Espectacular
Sucio e incómodo, pero irresistible. Difícil calificar la personalidad mutante y excesiva de Marttein sobre el escenario. Tras una espera larga y sostenida aparece vestido como un personaje de El lobo de Wall Street con unos gestos extraños para el escenario. Así disparó “Espectacular”, “Sábado” y “Superofertas” en una sucesión que fue pura decadencia; en apenas minutos el calor de las luces, el movimiento y los gritos lo acaloraron y, arrancándose la ropa en un solo gesto de striper, reveló un provocador interior de encaje y portaligas.
Con esa sorpresa inicial despuntó la noche y de ahí derecho a la gloria. Repasando los espacios de sus tres trabajos, Marttein movilizó a un público fascinado y devoto, enloquecido por las promesas doradas de aquel rubio capaz de bajarles el cielo con las manos. Pero para cuando cerró la etapa de Espectacular la noche apenas empezaba. Del calor y la euforia el primer personaje se despoja gradualmente y termina casi desnudo gritando y babeando.

El marrón
Pero la noche se disfruta más en compañía y Marttein lo sabe de sobrado. Sucesivamente fueron desfilando por esa tarima infraurbana personajes como Juana Rozas para interpretar “Cachetazo” o Six Sex para “Pizza party”, punto álgido de la noche. Sumado a eso, la puesta en escena fue todo un espectáculo en si mismo. Con numerosos cambios de vestuario que acompañaron la narrativa de la trilogía, algo de esa voluntad cinematográfica alcanzó al público. Así, del dandy del comienzo Marttein mostró el camino de la degradación hasta lo más oscuro y resbaloso. De Puerto Madero al peor tugurio de bajofondo, representó su Buenos Aires ficcional sobre el escenario.
Tras el derrape de la etapa de Marttein, se llamó al silencio y el artista desapareció brevemente para reaparecer sobre la platea disfrazado de Elvis y, acompañado de un coro, terminar de coronar la noche. Así sonaron sus mejores hits al compás de un público enloquecido. “Llamalo” o “El rubio” fueron los favoritos por tener ese carisma característico del rubio, pero tampoco se quedaron atrás “El marrón” y “Morir al sol”, dos joyitas de ese EP intermedio que hace de puente entre álbum y álbum.
El punto más alto de la noche fue, no podía ser de otra manera, la comunión última entre Marttein y su público. Con poco más que un calzoncillo, se arrojó a un público desesperado por tocar su carne, sentir ellos mismos la presencia de ese hombre prometido y, al menos por ese instante, sentir que podía cumplirles todos sus sueños.
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