
“Mal plan”: Mona Bondage consolida su estética visceral y ecléctica
Distorsión y crudeza analógica, elementos electrónicos minimalistas y verborragia que destila imágenes lisérgicas como acto de rebeldía colectiva, nos sumergen en un ambiente dark, introspectivo y crítico.
Después del material fresco y versátil de las living sessions Thelema (2023) y Fuego Amigo (2024), Mona Bondage lanzó su primer disco Mal Plan, y profundiza la búsqueda de un sonido crudo, íntimo y esotérico. Entre la lista de temas se encuentran cuatro que ya conocemos: “De amor, locura y muerte” y “Gitano” lanzados previamente en Fuego Amigo y los dos singles adelantos del disco “Fantasmas” y “Tu signo”.
Un disco de diez canciones que fusiona distorsión y crudeza analógica con elementos electrónicos minimalistas que nos sumergen en un ambiente dark, introspectivo y crítico. Su narrativa se posiciona desde la rebeldía rockera donde la crítica al imaginario del amor new age y el abrazo a la vulnerabilidad cruda y colectiva son las consignas.
“Aguafiesta” inicia el Mal plan y “no hay lugar donde llegar”, canta Jonny Vok. La canción cuenta con la colaboración de Pablo Pino (Cielo Razzo) y plantea un universo sonoro frenético y ruidoso: la guitarra vertiginosa y distorsionada y el golpe preciso de batería, coexisten con letras existenciales pronunciadas por una voz fresca. “No puedo ver mis pies / y estoy bailando con mi diablo / que presume ingenuidad”.
“¿Para qué?” llega con un sonido desafiante para tambalear el status quo. “Compraste y me querés vender/ el verso hippie / indie new age / ¿del amor propio? Qué sé yo / si no das todo, ¿para qué?”. Se destaca la sutileza minimalista y la guitarra que desprende una sensualidad provocadora. Llegando al final, el tema baja un cambio y se asemeja a un poema recitado al ritmo del golpe preciso de batería de Lautaro Canals, para luego volver a subir sumándose los demás instrumentos en dosis cuidadas.
La crudeza llega a su máximo en “La hoguera”, un tema donde la vulnerabilidad se presenta oscura abriendo la herida y el deseo de ser amados con una guitarra tajante y un sinte sutil que hace reverb e intensifica el ambient esotérico.
Después de “Gitano”, séptimo en la lista está “Desecho”. Autenticidad fresca y composición minuciosa, donde los elementos electrónicos toman protagonismo cuando evocan una emotividad suave. Además, se le superpone la distorsión de guitarra generando contraste sonoro. Cuando Jonny Vok canta “Mis enfermeros llevaré / no hay pastilla que sane el corazón” su voz pasa de la frescura a la frustración.
Le sigue la pasión y entrega de “Mal plan”, la canción que le da nombre al disco y la de mayor duración llegando casi a los seis minutos. El tema plantea un universo sonoro único, ambiguo y genuino, donde arrolla el grunge descontrolado de las guitarras de Ignacio Martín Benitez Streuli y Lautaro Suarez Apesteguia. A mitad de tema, el sonido transmuta en dulzura y ensueño bailables para después volver a dar rienda suelta al ruido con una potencia mayor y cerrar a pura distorsión.
Piel de gallina y el corazón en la mano. Mal plan culmina con “Falso profeta”, una canción sentida que nos remite a la entrega y fusión vincular en los tiempos lentos del piano. El sintetizador aporta la ambientación etérea. “Entre gritos de guerra tu canto va a salvarme”.
Mona Bondage afirma su identidad ecléctica y visceral con su primer y tan esperado material de larga duración y gana su lugar en la escena indie rosarina con los pies bien plantados. La presentación del disco se llevó a cabo el pasado viernes 10 de octubre en el espacio cultural rosarino Distrito Siete y la ceremonia desbordó de lisergia colectiva.
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