La compositora y cantante nacida en Montevideo presentó su cuarto disco de estudio.
Un disco puede ser muchas cosas. El cuarto trabajo de Belén Cuturi es, además de una extraordinaria aventura mar adentro, una huella digital de su autora. “Me gusta vivir cada disco como una puerta a un universo por ser explorado. Como ‘cachitos’ de vidas que queremos compartir. Estas canciones transitan por esos días en los que la vida parece desarmarse y reconstruirse en un instante. Decidí tomar los pedazos rotos y cantarlos”, aseguró.
Producido por la cantante, y en colaboración con Tó Brandileone y Camila Ferrari, Abanicos negros es una reflexión sobre los grandes contrastes de la vida, como quien recibe una noticia desgarradora en medio de un momento de felicidad. Navegar la montaña rusa de emociones extremas significa vivir con todo. Una vida entusiasta pero realista; sin perder la capacidad de asombrarse, la curiosidad por lo ajeno ni la conciencia plena. Es entregarnos a crecer aunque duela. Después de todo, de eso está hecha la vida.
En Abanicos negros, Cuturi también experimenta con nuevos paisajes sonoros, fusionando elementos del pop alternativo con matices electrónicos y guiños a la música popular rioplatense. La búsqueda estética del disco es tan íntima como arriesgada: cada canción es un viaje sensorial donde la voz, siempre al frente, actúa como faro en medio de la niebla. Con este trabajo, la artista reafirma su compromiso con una música honesta, que interpela y conmueve sin recurrir al artificio.