Luego de seis años sin publicar un álbum de larga duración, los Militantes nos ofrecen una propuesta renovada de su característica identidad musical.
El tiempo no altera lo que la esencia representa. Hip-hop y funk fusionados bajo la impronta argentina, eso es Militantes del Clímax. Una banda que, con los años, sigue logrando instrumentaciones que inevitablemente nos invitan al movimiento, con sus graves, su groove y arreglos de viento; y que no podrían escindirse de una propuesta lírica que sigue reflejando las distintas imágenes de un presente social difícil, mediado y narrado siempre desde el testimonio personal.
Escuchar Nueva sangre es difícil sin imaginar en el mismo acto cómo ese sonido funk y la potencias de algunas barras se sentirían arriba del escenario. Ver en acción a esa banda multitudinaria, en complicidad y amistad, tocando su nuevo repertorio. Con ese ejercicio, podemos escuchar inicialmente “SAME” y “Café negro”. Rápidamente, el funk domina al oyente para que, lentamente, las barras fragmentadas comiencen a enmarcar lo que serán las referencias de las canciones.
Seguidamente, los arreglos de vientos de “Nueva sangre”, canción que da el título al álbum, y “Lagartijas” serán elementos que guiarán el groove, mientras una proza más poética se introduce en las barras. Un instrumental más relajado, al menos desde un estilo más percusivo y orientado al jazz, puede escucharse en “Mansión Clímax”. Un giro y estado distinto. Con pequeñas ironías, ese clímax se mantiene en los inicios de “Fortex”, inclusive acentuado con una aparición clave de los sintetizadores.
El rap regresará con “Para que”. Para está instancia, se hara dificíl seguir escuchando el álbum sentado. Las percusiones en conjunción con los vientos hacen que la fiesta (aunque sea imaginada) comience para el oyente. El álbum continuará con “Superfluo” y “Dibu Martínez”, dos tracks que se complementan en una secuencia de clímax.
El final se apróxima con “Látex”. Cargada de referencias sobre la volatilidad que define nuestra actualidad, aquello que no perdura por su esencia errática, y que debe expresarse con esa combinación lírica de crítica y honestidad. Con “Casio” y “Lapislazuli” la esencia del rap se hace nuevamente presente. Proza, barras y un boom-bap final componen los elementos que concluirán esta fiesta que pudimos imaginar y disfrutar.
La presentación oficial de Nueva sangre será el próximo 7 de noviembre en el Teatro Flores, una ocasión para celebrar el nuevo repertorio de una banda referente en la escena local por sus conjunciones artísticas, y por dar origen a nuevas inspiraciones y formatos contemporáneos que siguen la tradición del funk y hip- hop en nuestro país. Así, será la oportunidad para que la fiesta imaginada se convierta en una concreta. La fiesta del climax se aproxima.
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