En el marco presentación de sus temas nuevos y en vísperas de su próximo disco de estudio, los Vampiros reventaron la noche porteña.
A metros del Abasto, ocurría un desfile de sacos largos, borcegos, polleras largas y toda esa moda post punk que tanto nos atrae. Influenciados por los Buenos Vampiros y su estética gótica, se le sumaban personajes totalmente despojados de la moda acompañando al Nota, vestimenta común, sin tantas pretensiones ni ganas de combinar. En esa imagen de contraste nos encontrábamos: aunque lo dark era mayoría, teníamos a un público ajeno a la fecha.
La Banda del Nota, o simplemente el Nota, es un grupo de amigos, de origen bonaerense que empuja sus letras melancólicas con un notable acompañamiento de actitudes. La presentación nos hizo acordar a la pose del Pity en Intoxicados o las discrepancia constante del Gato en los 107 Faunos, poeta perdido del conurbano que nos cantaba de los problemas propios, de amigos, de amores y la depresión.
“Quisiera poder aprender a amar / pero no me deja / yo quisiera dejar de juzgarte / yo quisiera perdonarte / pero no me deja”, frases de “Mi mente no me deja”, una voz desgarrada, casi lamentándose, de unos de los primeros temas de la noche. Lúdico y atrevido, esa era la postura del Nota con la gente que lo acompañaba.
El recorrido fue casi total sobre sus EP y singles con puntos altos que entonaban “Colectivos llenos” o “Quiero ser como vos”, con interacciones y saludos constantes para con su gente (regalando su remera y quedando en cuero en las últimas canciones) y hasta pudimos escuchar “Preso en mi ciudad”, cover de los Redondos.
El término de “les quedó chico” encaja perfecto para los Buenos Vampiros: soldout, la sala sin huecos, la parte alta, escaleras y hasta la barra colmada de gente que esperaba ansiosos a los Vampis. El frío de la noche no entró, caldeados y oscuros, así nos encontrábamos en la previa.
Un inicio calmado pero muy coreado con “Cada vez” para empalmar a puro grito con “En la arena” como nos acostumbran los Vampis, Irina y Nacho se van turnando tema y tema, primero Irina y luego Nacho con un ida y vuelta espectacular con el público.
Los temas nuevos no tardaron en llegar, “Tengo frío” y “Caminamos” fueron las dos primeras de la música nueva de los Vampiros. Irina hablaba con la gente para hacerlos adivinar la fecha de lanzamiento, que terminó siendo acertada por el público: el 5 de julio saldrá el disco nuevo.
La intimidad que logra Nacho en “Momentos” es casi un misterio, un tema que precisamente no es calmado, se logra la conexión entre los coros y la interpelación de sentimientos “Después / de haber compartido tanto / me llevé / momentos inolvidables”. A partir de acá, la intensidad se extrema: cantos populares en contra del gobierno, Mora agradeciendo la convocatoria y pidiendo por una supuesta estatua de Perón en el lugar, la marcha peronista que de cantaba y la subida al escenario de Nina Suárez para entonar “14 de febrero”. El tono de voz de Nina encajaba perfecto, como si fuera escrita para ella.
La noche siguió avanzando entre sus discos hasta el punto de encontrarnos con otras dos nuevas canciones: “Tu aroma” y “Desorbitado”, interpretados por Nacho e Irina respectivamente. El primero con el sello característico de los Vampiros, melódico, oscuro y con esas subidas y bajadas rítmicas. El segundo se presentaba de una forma similar, aunque mucho más estridente, filoso y agudo, amoldado a la penetrante voz de Irina: “Tus ojos desorbitados / me empezaste a perseguir / yo ya no podía huir / yo ya no podía huir”.
Luego de esta seguidilla de información hacia nosotros, tocó prestar atención a los puntos altos de la noche: “Me paralicé”, esa entonada grave que nos queda grabada en la cabeza una vez terminada la noche, silencio corto y el grito “Me paralicé” se escuchaba a la salida. La embestida también la tuvimos en “El perro”, “Todo el mal”, “Desmotivada” y esos himnos que ya pertenecen a la gente.
Otra escena a resaltar la intervención de Mora para pedir por las pibas, “Mucho varón en el pogo, quiero ver pibas, sumensé a poguear que es un lugar seguro, somos todos amigos y cuidémonos que venimos todos a pasarla bien”. Seguido de esto se hizo inminente la avalanchas de pibas en el pogo, mosh, subidas al escenario y todas señalando a Mora como una rockandroll star.
Diluyéndose la noche se cerró con “El verano” sumergidos entre ellos mismos, Mora saltando al público, Nacho en el piso mientras Irina y Lu encimadas miraban sus instrumentos. Mostrándose de cara a la gente como uno más de ellos, uno más del público tan joven y alegre.
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