Presentando Proyección privada, Facu Tobogán volvió a Argentina para dar un show tan íntimo como sorpresivo.
Hicieron falta más de tres años y un poco de todo abajo del puente, las aguas del Atlántico, un virus mortífero, para que Facu Tobogán volviera a presentarse en vivo en Buenos Aires.
Fue la noche del viernes 22 de diciembre, sin calor, y a propósito de la salida de su disco solista Proyección privada. Lo acompañó su banda solista desde hace años, Juan Pablo Mareco en la batería y el buen Hernán Lamaison en el bajo, más las incorporaciones de Nacho Kater en el piano y Milagros Rivera en las voces durante algunos temas.
En una Tangente agotada, llena, pero amena, con aire para moverse a gusto, Milagros Rivera, a solas con su acústica, abrió la noche con suaves crónicas bed pop.
Después fue el turno de Federico Dopazo, ex bajista de Tobogán Andaluz. Subió al escenario armado de teclas, alguna otra máquina rítmica y una guitarra eléctrica y llevó la cosa hacia la canción experimental, la acuarela electrónica que propone en su disco nuevo, Plateado.
Un Facu tranquilo, de anteojos para ver mejor, a lo Dylan John Wesley Harding, post caída de la moto. Y tal vez este tiempo fuera de Argentina y fuera de Tobogán se trató, en parte, de eso.
El show, de más de una hora, repasó canciones de la carrera solista de Facu, como “Magdalena y Rosemary”, la hermosa “Avenida Santa Fe”, “Hablando de Citizen Kane” y “Yo soy el diablo en mi cuerpo”, y sobre todo se centró en los temas de Proyección Privada. Milagros Rivera subió y bajó del escenario para acompañar con voces y coros, en un gesto deliberado no exento de romanticismo. El público cantó lo viejo y lo nuevo.
Facu puso play a la película de su exilio, Ignacio y Hernán atentos a sus partituras, y se estrenaron en Buenos Aires “Downtown television”, “Carta de un inmigrante”, “Detectives y ladrones”. Fue como volver y decir, o pensar: “Me pasaron estas cosas, fumé y extrañé, Argentina es campeón del mundo. Acá estoy”.
Hacia el final, con la expectativa puesta en algún bis, Manuel Larisgoitia, Ignacio Kater y Federico Dopazo, la banda Tobogán Andaluz completa, se acomodaron en sus instrumentos y Facu soltó las palabras mágicas: “Tobogán Andaluz”. La Tangente se vino abajo.
“Siempre sueño las mismas cosas” desató tres años de espera y de ilusión, de ganas de eso mismo que estaba pasando, y el público fue feliz. Pogo, mosh, salto, canto, baile, cuerpos contentos, nueva piel para la vieja ceremonia.
Hubo más: “Esperando la primavera”, “Las naves espaciales”, y la gente loca. ¿Cuánto vale esa locura hermosa? ¿Y esa sonrisa desde la oscuridad de un fin de año abiertamente malo?
Justo antes del último tema, Facu se despidió: “Muchas gracias. Amigos, nos vemos con este grupo el 23 de febrero en Niceto. La casa está en orden, está todo bien”, y empezó “Lo que más quiero”.
Acaso el tiempo haya traído nuevos aires para Tobogán Andaluz. Ojalá. Por lo pronto, el 23 de febrero en Niceto la banda va a estar tocando sus temas de siempre, y la alegría es inmensa.
Alto show! Hermoso!
Fue hermoso volver a conectar con mi adolescencia, sentir que todo estaba bien por un rato y bailar❤️ nos vemos el 23
Hermoso show felicitaciones