El sello independiente festejó el sábado pasado sus cinco años de vida en La Tangente. Punto por punto, desde Indie Club te contamos todos los detalles de un festival que quedará para la historia.
El sábado pasado BPM Discos festejó su aniversario número cinco con un festival que incluyó en su lineup a todas las bandas que forman parte de su catálogo. La convocatoria libre y gratuita en La Tangente tuvo un éxito rotundo: hacia las 11 de la noche el lugar ya estaba al 100% de su capacidad. El dato de color fue que un colectivo proveniente de Rosario trajo consigo a las bandas oriundas de aquella ciudad junto con su público local, imprimiéndole a la noche un aura distinta, pero amena.
El show arrancó super puntual, tal como lo anunciaban los flyers que andaban dando vueltas por las redes sociales. Si fuiste de les que pensaste que seguro a las 21:30 abrían las puertas y la movida arrancaba más tarde, te perdiste la apertura de Laura Crespi. Armada tan solo con su guitarra e iluminada por focos azules intensos posados sobre ella, dio la bienvenida a la concurrencia. También se inauguraba la dinámica de la jornada: cada una de las bandas subía al escenario a tocar tres o cuatro temas con tan solo unos diez minutos para preparar todo, tiempo amenizado por la Dj C.R.U.D.A. Un delirio total.
En seguidilla, hicieron lo propio Amplilabial. Oriundos de Campana, sus canciones alegres y su vestuario tan singular parecían casi una alucinación, como un grupo de niñes que juegan a disfrazarse con ropas de adultos cuando nadie los ve. Con The Puñeters el clima empezó a cambiar de tranqui y alegre a punk divertido, procurando que no nos olvidemos que el punk inglés es atemporal y ageneracional, y que “Spanish bombs” influenció la escena argentina de formas que todavía no somos capaces de dimensionar. Algo similar podríamos decir de Los Bicis y Milviernes, que oscilan entre el post rock y “su frisbipop” o punk playero.
Una de las joyitas de la noche fue sin dudas Excursionistas, el trío se apoderó del escenario de una forma poca antes vista. Si no los conocías, el shock de rock de los tres temas al hilo te voló el bocho. Si los conocías de antes, también. Cuando tocaron “Adolescentes frenéticos invaden la pista de baile” el público se transformó en una marea que se movía sin cesar. Juan Tranier -cantante y guitarrista- se bajó del escenario, siguió tocando entre la gente, le pasó la guitarra a otra persona, se volvió a subir al escenario para seguir cantando y al rato le devolvieron la guitarra. Una escena digna de una obra maestra.
El punk rock de las pibas estuvo bien representado con Estoy Konfundida -a esta altura de la noche la vara ya estaba muy alta- y calentaron motores para lo que se vino después: Gladyson Panther. Éste, con su típico vestuario negro, las luces rojas y formato full band proveniente del infierno nos transportó al mejor momento de Ricky Espinosa cuando interpretaron “Más feliz que la mierda”, hit que corona el disco de 1995 Nunca nos fuimos. Hermoso momento nostálgico donde, obviamente, hubo pogo.
Así como Rosario siempre estuvo cerca, podríamos afirmar lo mismo de la escena platense. Delfines preparados para matar, embajadores de dicha ciudad y de un post punk mucho más parecido al sonido frío de Molchat Doma que al de Joy Division. Con letras un poco más divertidas que no abandonan la estética sonora desprolija de este género, definitivamente no pudimos dejar de bailar y cantar.
Para cuando llegó el turno de Bubis Vayins, debajo del escenario ya no cabía una alfiler. Fue una de las bandas que más convocatoria tuvo, sumado al contingente que llegó acompañando a las bandas rosarinas y que se tomaron muy en serio lo de “bancar la parada”. Pogo, gente volando por el aire, por momentos parecía un reci punk o post-hardcore de los 2010. Bubis tuvo un problema con el sonido en su segundo tema y decidieron pasar al siguiente de su setlist. Como bonus track, cerraron con “A mí me gusta vivir con vos”, perteneciente a Siempre veo algo en la oscuridad del 2018.
Siempre es un placer ver en vivo a los Pels, y esta no fue la excepción. En proyectos como los del norte bonaerense es donde más se notó el desafío al que se enfrentaron cada uno de los proyectos a la hora de elegir qué mostrar. Todas tienen uno o dos hitazos memorables que sí o sí tienen que estar pero, ¿qué pasa cuando tenés más y tenés que priorizar? Bandas de la trayectoria de Pels o Gay Gay Guys la tuvieron bien difícil en ese sentido. De todos modos no nos privaron de cantar “Encuentro en el chino”, canción y videoclip donde retratan una CABA pandémica y fantasma.
Penny Peligro -que también es voz y guitarra de Amplilabial- se desmarcó de la banda anterior bailando y cantando por todo el escenario, como si este fuera una extensión de su propio cuerpo. La artista impuso su carisma alegremente, un curioso contrapunto del proyecto de Santiago Martín.
Gay Gay Guys coronaron la noche con una energía frenética. La banda, también rosarina, venía de tocar la noche anterior en Casa Sónica (La Plata), y al momento de subirse al escenario dejaron ver el mundo de sensaciones que esta gira les significaba. Aunque faltaron temas emblemáticos de su disco Droga y delincuencia, no hicieron falta sus hitazos “Feliz año nuevo” y “Refinería”. De golpe se abrió un circulo enorme frente a la banda que como un agujero negro comenzó a traccionar toda la gente que estaba en medio y en su radio inmediatamente cercano. Cerraron con un cover de los Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Como “todo concluye al fin y nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina”, lo mismo sucedió con esta noche hermosa. Un total de trece bandas, una DJ y mucha gente detrás organizando esta noche, garantizando que se desarrolle lo mejor posible, dejaron una postal que sin dudas quedará para la historia.