En su última fecha del año, la artista decidió hacer un repaso de sus tres discos de estudio armando un set para cada uno.
¿Cómo pueden coexistir el hardcore punk y el pop en el mismo artista? ¿De qué manera las canciones acústicas pueden contemplar extraños gritos guturales que arremeten con el cometido musical clásico? Marina Fages nos pintó un cuadro donde entran todas estas influencias, que fueron brillando con más o menos intensidad a lo largo de sus tres álbumes solistas.
Con un remerón blanco que le llegaba por las rodillas y una Telecaster celeste a cuestas, Marina Fages apareció en el escenario de La Tangente. Como indica su discografía, empezaron a sonar los intervalos melódicos de “Líneas doradas”, el track que abre Madera metal. En este primer set pudimos escuchar a la Marina del 2013, con canciones más introspectivas que entran en el mundo cantautor, conteniendo ideas de vuelos más experimentales que desarrollaría más adelante en su carrera o en otros proyectos alternativos.
Las otras dos composiciones que sonaron de su primer trabajo discográfico fueron “Canción de Mene” y “Acantilados” que contaron con las participaciones de Coghlan en flauta traversa y Flor Iribarne (“mi sintetista preferida”) en sintetizador, respectivamente. El curso del show era parsimonioso, con los invitados esperando su turno al lado del escenario mientras disfrutaban de sus pares y airosas composiciones de la artista plástica, siempre iluminada con focos celestes y rosas, resaltando los tonos de su pelo teñido.
Como intermedio entre Madera metal y Dibujo de rayo, Lucas Martí fue invitado para tocar una canción compuesta con Marina, “No me necesita”. Si bien Marina necesitó empezar la canción dos veces (“¡estoy nerviosa!”), el guitarrista desplegó toda su técnica y dio el cierre perfecto para pasar al siguiente set.
Uno a uno, como si fuera el cumpleaños de Fages, seguían pasando los invitados. Dani Umpi puso su voz para “Barrio infinito”, de Dibujo de rayo (2015). El uruguayo cantó la alegre canción con su icónica voz a la vez que se abrazaba con Marina para representar “Los amigos y sus casas / siempre abiertas, siempre amables”. Coghlan apareció nuevamente con su flauta para hacer “La realidad”, el último tema en este ambiente tan gentil y puro que no podía prever un cambio rotundo para la segunda parte.
Después de un intervalo de 15 minutos, las epics ya estaban en posición para hacer saltar a todo el recinto. Los spinettosos “Albayalde” y “Dibujo de rayo” , todavía del disco epónimo, fueron los encargados de romper la pausa. Los colores fluos de las integrantes de la Epic Band explicitaban el tono pop y explosivo que cobraría la última parte de la presentación. Marina, toda de rosa, salió con el velo blanco de Épica & fantástica, su tercer y último disco hasta la fecha.
Luego del ya famoso cover “Romance te puedo dar”, ending de Dragon Ball y último lanzamiento en Spotify de la pintora, Kiki dio inicio al electropop con “Hardcore Disnei” e inmediatamente el pogo comenzó a vislumbrarse. Épica y fantástica es la última aventura de Fages, donde podemos escuchar influencias de animé hasta el hardcore melódico de Eterna inocencia.
Cerca del final del show, Benito Cerati hizo su aparición para cantar “Viva imagen” track número nueve de Épica. La versión en vivo fue definida como “doom metal” según Fages, con un tempo mucho más lento y guitarras pesadas mucho más presentes. El pogo final se vivió con “Provincia”, incluyendo mosh del público (entre los cuales se pudo ver a Fradi).
El cierre de la noche fue con “Lo mejor de mí” (con una participación espontánea de su hermano Federico Fages) y nos dejó en claro que Marina dio todo. La banda, conformada por Julia Arbos, Lu Rodríguez, Paola Maiorana, Clara Rodríguez y Cecilia Grammático (quien abrió el show con su proyecto solista) posee la potencia que necesita Fages para dar lo mejor de ella. Fuimos testigos, tan solo en unas horas, de la evolución musical de la artista argentina desde el 2013 hasta la actualidad, la transformación de una voz calma amparada en una guitarra criolla a gritos desaforados desligados sobre guitarras eléctricas y baterías rimbombantes.
📄 Manuel Latorre
📷 Sebastián Gutcovsky