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“Chakatrunka” y “Caballo”, el doble adelanto de Feli Colina

La joven salteña mezcla sus raíces folclóricas con un beat moderno tan disruptivo como innovador y un poema sin música. El audiovisual que acompaña el material cuenta la historia de una paisana atrapada en un entorno patriarcal.


El 28 de febrero, en pleno fin de semana de carnaval, Feli Colina festejó sus diez mil días en la tierra con este doble adelanto de lo que será su próximo material de estudio, El valle encantado. Por eso, los sencillos “Chakatrunka” y “Caballo” salieron a la luz bajo el nombre de 10.000 días.

Tal como el nombre indica, el primero de los temas abre con un beat con aire de chacarera, con las percusiones marcadas de Manusa y el bajo de Agustín Colina. Al estilo de Feroza, los graves dominan el ambiente mientras Feli recita, oscura y perceptiva. Las teclas disonantes de Baltazar Oliver parten la canción al medio brindándole un respiro y Feli vuelve para rematar: “Recibo y leo entre líneas / ¿el silencio es compasión o es cobardía?”

Cuando la canción parece llegar al final, Valentina Brishantina se hace presente en la escena con un recitado candente y feminista, de protesta pero a la vez íntimo. “Tenía ganas de gritar a los cuatro vientos / que sentí injusticia / porque me trataron como una muñeca inflable”, transmite con potencia.

“Caballo”, por su parte, es un poema sin música. Feli Colina canta -o recita- a cappella. Apenas la acompañan un sonido de agua cayendo y lo que parece ser una bisagra desafinada, que en realidad son chapas. En el sencillo, la protagonista le canta a su caballo, no confía en él ni puede manejarlo, pero se deja llevar porque al fin y al cabo siempre vuelve a casa. 

Ambos singles terminan de cobrar sentido con el audiovisual. El material, dirigido por Tomás Wurschmidt y Paz Elduayén, funciona como un corto que parece contar la historia del femicidio de una paisana. Simboliza la muerte como crítica a la sociedad machista que persigue, violenta y arrebata vidas. 

En las primeras escenas se muestra a dos hombres cavando. La protagonista, luego de haber compartido la mesa con ellos, aparece cubierta de tierra sobre un caballo, pero ya no es ella, su cuerpo está enterrado. Su alma, por así decirlo, se va galopando. Porque al final -como dice el recitado- el caballo vuelve a su casa. El caballo es su casa.

De esta manera, con un gran trabajo en equipo detrás, Feli Colina adelanta lo que será El valle encantado, un álbum cargado de paisanada, folklore, poesía y conciencia social. Con percusiones fuertes y teclas disonantes, a la manera del folclorista y pianista salteño Gustavo “Cuchi” Leguizamón, tal como dejó ver en “Diabla”, su single anterior. 

Participaron de las composiciones Diego Mema, Baltazar Oliver y Manuel Figuerero. La mezcla estuvo a cargo de Julio Berta y el máster, de Andrés Mayo. 

Podés escuchar 10.000 días y más de Feli Colina en Spotify.

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